Camariñas, corazón del Camiño dos Faros

Doscientos kilómetros, nueve etapas, decenas de puntos de interés, miles de caminantes cada año. Cifras de vértigo rodean al Camiño dos Faros desde su puesta en marcha, hace ya casi diez años. Es tal su proyección, que ya no es necesario que guías de la asociación promotora acompañen a los caminantes en las diferentes etapas: el itinerario se hace solo y, aunque su homologación como Ruta de Gran Recorrido no ha sido posible, definitivamente ha venido para quedarse. Por Camariñas pasan tres de las nueve etapas, incluida la de mayor longitud, convirtiendo a esta villa encajera y marinera en algo así como el corazón del Camiño dos Faros.

La primera aproximación de los senderistas a este municipio llega en la etapa número cuatro, que parte de Laxe y se extiende durante 18 kilómetros hasta llegar a Arou, pasando antes por el pueblo que durante años fue el hogar de Manfred Gnädinger, Man de Camelle. Un museo y una reconstrucción de la caseta que él mismo construyó recuerdan su legado, truncado por la catástrofe del Prestige hace casi veinte años. Desde Arou, coqueto puerto pesquero con una tranquila playa en la que poder descansar, parte la quinta fracción del Camiño dos Faros, considerada por muchos como la etapa reina debido su alto valor patrimonial y paisajístico.

Y es que a lo largo de sus 23,8 kilómetros el caminante puede conocer muchos de los principales recursos turísticos del municipio camariñán, como son el faro de Cabo Vilán, el primero en toda España en contar con luz eléctrica; el Cemiterio dos Ingleses, lugar de descanso de cientos de marineros ingleses fallecidos en la tragedia del Serpent, a finales del siglo XIX; playas como la de Reira o Lobeiras; la duna de Monte Branco, desde donde se puede obtener una de las panorámicas más espectaculares de todo el camino o las ruinas del Castelo do Soberano, justo antes de llegar al destino final: Camariñas.

Queda una última etapa, pero, antes, en la capital municipal hay mucho que ver, pues alberga desde un importante puerto pesquero hasta los vestigios de una centenaria e hipnótica artesanía: el encaje de bolillos. En la localidad hay un museo que repasa la historia de esta práctica y cada Semana Santa, desde hace más de treinta años, se celebra una muestra internacional con desfiles, visitas de delegaciones internacionales de encajeras y concentraciones de palilleiras de toda Galicia. Además, si la visita coincide a mediados de julio, el caminante se topará con la fiesta del Carmen, una de las más arraigadas y sentidas de la Costa da Morte.

Ahora sí, última etapa. Es la más larga de todo el Camiño dos Faros, pues consta de 32,6 kilómetros, se adentra en el interior del municipio hasta llegar a A Ponte do Porto, uno de los principales núcleos poblacionales del municipio, y bordea el litoral hasta llegar a Muxía. Varias píldoras más:

Naufragios. El Cemiterio dos Ingleses, en donde descansan los restos de marineros muertos en el Serpent, da cuenta de la negra historia de la navegación frente al litoral camariñán.

Fe. Como villa marinera que es, Camariñas le tiene fe a la Virxe do Carme y los festejos en su honor, a mediados de julio, son de los más importantes y sentidos de Galicia.

Camelle. El pensamiento y la creatividad de Man quedaron plasmados en Camelle, en donde aún se puede ver la pequeña caseta en la que vivía y parte de su obra.

Tradición. Cada vez más diversificado y adaptado a la actualidad, pero igual de hipnótico. Camariñas es la cuna del encaje y además de la Mostra, en verano se celebra otra cita conmemorativa. 

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Playas. Muchas y de muy diverso tipo: Arou, Lobeiras, Santa Mariña, Trece, O Ariño, Lingunde...

Patrimonio. Merecen una visita el Cemiterio dos Ingleses, la mámoa de Reira, el Foso dos Lobos, los restos del Castelo do Soberano o la iglesia de Santa Mariña.

Museos. El de Man (Camelle), el del encaje (Camariñas) y el del Faro Vilán. Hay un cuarto en camino: el de los naufragios, que abrirá en la vieja lonja.

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