Los aforos impidieron a los albergues de la Costa da Morte aprovechar la llegada de peregrinos
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En verano estuvieron solo al 30 %, pero la demanda fue bastante superior. Constatada una caída en el número de caminantes extranjeros
05 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.«Se máis espazo tivésemos, máis encheríamos». El albergue Et Suseia de Muxía abrió apenas a finales de julio, pero ya pudo saborear el tirón del Camiño a Fisterra, incluso en un Xacobeo tan atípico como el actual. «Tivéronnos todo o verán ao 30 % e estivemos completos. Agora subiron ao 50 % e de novo estamos sen prazas libres», añaden los responsables, una visión que comparten otros establecimientos consultados.
En el albergue Moreira de Cee, por ejemplo, solo pueden acoger a once peregrinos ahora que están al 50 %. Aparentemente, dicen, está siendo un verano bastante bueno, ¿pero cómo comparar con otros años si solo pueden usar la mitad de su establecimiento? Aun así, aseguran, «cremos que foi un agosto bo para todos, houbo bastante xente», pese a que su capacidad de maniobra se haya visto muy limitada por las restricciones de aforo, que solo podían saltarse si se trataba de un grupo burbuja, algo que los caminantes debían acreditar «asinando unha serie de documentos» a modo de garantía, explican desde el Moreira.
En Fisterra, basta un telefonazo a la oficina de atención turística para comprobar que la afluencia de peregrinos no cesa en ningún momento del día. En junio expidieron 729 fisterranas, en julio superaron las 1.500 y la cifra de agosto, todavía no disponible, apunta en el mismo sentido: mucha afluencia, sobre todo nacional.
Y es que si algo constatan tanto los responsables de las oficinas turísticas de la zona como los diferentes albergues es una caída bastante acusada de los caminantes extranjeros. Si antes suponían un elevado porcentaje de quienes llegaban a la Costa da Morte a pie desde Santiago, ahora suponen alrededor de un 25 %. Es la cifra que manejan desde la oficina muxiana: «Dos países que máis nos visitaron foron Italia, Francia, Alemaña e Portugal», resalta el técnico, que destaca la presencia de «moitos alemáns» desde las primeras semanas de verano. Todavía no han hecho recuento de las muxianas expedidas, ya que además de en la propia oficina, las distribuyen también desde los albergues y desde la biblioteca, pero ya saben que han sido «moitas» durante estos meses.
Falta de conexiones aéreas
La ausencia de foráneos no solo tiene que ver con las restricciones sanitarias (necesidad de pasaporte covid o cuarentenas forzadas en función del país de procedencia), sino también con la escasez de conexiones aéreas desde los diferentes aeropuertos gallegos. «Foi algo que nos comentaron moitos peregrinos que pasaron por aquí», dicen desde Cee, y además de pocos, los vuelos que hay no son precisamente baratos.
En cuanto a los nacionales, que han ayudado a equilibrar la balanza, destaca presencia de madrileños y de caminantes procedentes de Cataluña y Aragón. «Esa xente do norte soe facer moito montañismo e están acostumados a camiñar. Oes falar a algún que ten máis quilómetros nas pernas que algún no coche», señalan desde el albergue Moreira.
En conjunto, y pese a que la situación se ha quedado muy lejos de lo que habría sido un Xacobeo normal, el Camiño ha reportado buenas cifras este verano a la Costa da Morte, una comarca que ha estado sumida en actividades, encuentros culturales y demás citas que han tenido por objetivo la promoción del itinerario. Hoy mismo, en Camariñas celebraban la llegada de Alfonso IX en su camino hacia Santiago mientras en Vimianzo coordinaban una excursión por espacios de la Translatio, la representación plasmada en la iglesia de Cereixo. En Fisterra, por su parte, comenzó ayer el proyecto Des-enfocar Fisterra, que llevará a la localidad a artistas, arquitectos, científicos, escritores y profesionales de la gastronomía.
Apatrigal denuncia que el entorno del faro fisterrán está lleno de residuos
«Non queremos este turismo». De esta forma denunció la Asociación para a defensa do Patrimonio Galego (Apatrigal) una práctica bastante común entre los caminantes que llegan a Fisterra como destino final de su itinerario: dejar en una cruz de piedra que hay en los alrededores del faro algún tipo de pertenencia personal a modo de amuleto. Ropa, pañuelos, bastones o colgantes, entre otros objetos, cubren la cruz y algunos de ellos acaban siendo llevados por el viento y depositados en el mar. «Peregrinos que chegan a Fisterra e deixan no final do Camiño de Santiago o que xa non lles serve e que rematará no mar», añaden desde la entidad.