Gaspar Forteza Pons: «El futuro pasa por trabajar el norte en verano, y las Baleares, en invierno»
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El comprador del hotel Monte Blanco de Cabana, dueño del grupo My Rooms, lo reabrirá en febrero e invertirá un total de 2 millones
27 oct 2025 . Actualizado a las 21:44 h.Gaspar Forteza Pons, conocido por Parín (Manacor-Mallorca, 58 años), encabeza el grupo familiar My Rooms, con una veintena de sociedades dedicadas al turismo, la construcción y la compra y venta y el alquiler de patrimonio en España e, incluso, en Argentina. Desde las Islas Baleares, este empresario, acompañado de su mujer, Marcela, ha dado el salto al norte de España, donde acaba de comprar el hotel Monte Blanco de Cabana por casi un millón de euros.
—¿Cómo se dio la operación?
—Fue todo muy rápido. La esposa de uno de mis socios es gallega y veranea desde niña en Malpica. Fue así como dimos con él. Mi arquitecto fue a verlo, al día siguiente me fui yo, y acto seguido hicimos un precontrato. Fue a finales de agosto, principios de septiembre. Solemos actuar así.
—¿Cuál fue la cifra?
—Diré que alrededor del millón de euros.
—Le va a mantener el nombre.
—Sí, estará integrado en la división de My Rooms City. Tenemos la de costa, interior, albergues...
—Su grupo maneja un buen número de sociedades.
—Casi veinte en España y tres en Argentina. Es un grupo familiar, con mi mujer, e incluso dos hijos trabajan con nosotros. Abarcamos la construcción, el turismo y la compra y venta y el alquiler de patrimonio.
—¿Por qué el interés en Galicia?
—Nos gusta. Mi mujer y yo hemos estado en Santiago varias veces. Varios familiares estudiaron allí o vivieron en Pontevedra. Fue a través de la esposa del hermano de mi abuelo, Constanza Villar, que era prima de Mariano Rajoy [falleció], como conocí y empecé a amar Galicia.
—¿Conocía la Costa da Morte?
—No, pero estoy enamorado. Eso es increíble, no solo lo bonito del paisaje, también la gente. El gallego es muy afable y hospitalario. Galicia, Asturias, Cantabria... Toda esa zona me chifla. Queremos expandirnos desde las Baleares. Aquí todo son problemas. En Burgos ya estamos abiertos. En León, estamos construyendo un albergue y un hotel donde ya solo quedaban las paredes. Y ya puedo avanzar que estamos mirando un hotel cerca de Santiago.
—¿Con qué obstáculos se encuentra en las islas?
—Aquí hay un exceso de riqueza de todo. La gente ya no valora cuidar a los turistas. Allí te tienen un proyecto parado dos años en los ayuntamientos. En León, y mismo en Cabana, todo lo contrario. Estuve con el alcalde y muy bien.
—¿Qué potencial tiene Galicia a nivel turístico?
—Muchísimo. El turismo de playa como tal creo que irá aflojando con los años. Del 15 de junio al 15 de septiembre, vivir de Madrid para abajo es imposible por las temperaturas. En Mallorca, descenderá la temporada alta, que ya lo estamos viendo, y aumentarán las primaveras. El futuro va a ser trabajar fuerte el norte en verano, y las Baleares, en invierno. Parece una locura, pero no falta tanto. Y luego, lo que ofrece Galicia, con su personalidad. Bajé con mi esposa por la ría a caminar, ver los faros... Te sientas a cenar y no hay prisa... Además, ahora hay vuelos constantes y rápidos y con precios asequibles. Todo esto nos anima a hacerlo. Buscamos alojamientos cerca de las ciudades, a una hora, para dar más facilidades al cliente. Todo son ventajas. Porque ahora la gente no quiere irse todo el mes de vacaciones a la otra parte del mundo con muchas horas de avión. Nos vamos cuatro días, después tres... Además, en los faros de la Costa da Morte nos encontramos con australianos, coreanos, americanos...
—My Rooms ha apostado con un gran número de ejemplos por reacondicionar edificios en vez de levantar otros nuevos.
—Es nuestra idea. No hemos construido casi nada, lo hemos comprado todo hecho. Aprovechamos oportunidades, gente que se jubila. Además, me implica más trabajo que comprar. Así, lo pones en marcha en dos o tres meses.
—Este año ha sido el del gran salto de su compañía al norte peninsular.
—Sí, solo en este año hemos comprado cuatro inmuebles en Burgos, León y Galicia. Seguimos creciendo entre construir y comprar, porque en el anterior fueron otros tres proyectos, y estamos potenciando la división de colivings, de alquiler a medio y largo plazo para gente que se divorcia, mayores u otros para que puedan vivir hoy en día. El alojamiento más grande del grupo es curiosamente el de Neaño. Tenemos nueve abiertos y seis más en construcción y proyectados para ser ya 15 listos en el 2027, si es que no salen más cosas porque mis socios me empujan [risas].
—¿Qué idea tiene pensada para Cabana?
—Montaré un gimnasio y crearé un spa. Por la parte trasera, hay una zona anexa inacabada en la que haremos ocho apartamentos. La previsión es abrir en San Valentín o a finales de febrero del 2026, y en los siguientes meses hacer esas obras e ir mejorando. Por lo demás, de entrada, cambiaremos algunos colchones, televisiones, la lencería... Pero el hotel está muy bien cuidado. Calculo que invertiremos sobre 1,5 millones ahí, a mayores de la compra. El próximo mes tendré una reunión en Cabana. La idea es trabajar con gente local. De hecho, ya tengo varios currículos. En verano, el equipo puede llegar a 10 personas, y en invierno, la mitad, además de los indirectos. Intentaremos abrir todo el año. En Baleares ya lo hago para desestacionalizar el turismo. Das trabajo y la gente repite. Ya se puede reservar, y tenemos reservas, y estaremos en 180 portales internacionales. Además, me planteo la posibilidad de hacer coliving en la zona por la dificultad que tienen los profesores o los policías para encontrar piso.
—Muchos de sus alojamientos no ofrecen servicio de restaurante.
—Un mínimo de servicio siempre tienes que ofrecer, pero yo no quiero hacer competencia a los demás, si no que la gente se aproveche de nuestros alojamientos para abrir restaurantes, no como pasa en Mallorca.
«No necesito ser el más rico, disfruto»
Sus referentes son Amancio Ortega, «Messi», dice, y el dueño del Mercadona, «Cristiano Ronaldo». En su WhatsApp tiene un texto en el que recoge que trabaja «de lunes a domingo». Con 23 años, se convirtió en el director comercial hotelero más joven de Baleares. Desde pequeño vivió de cerca el sector por su padre. Fue animador, director de hoteles en Canarias, Brasil, Mallorca o Cuba, y piloto comercial y auxiliar de vuelo. En el 2014, fundó My Rooms, grupo en el que da trabajo directo a una treintena de personas (algún alojamiento lo tiene domotizado y trabaja con lavandería propia), y a muchas más de forma indirecta. Aunque confiesa que no le gusta hablar de dinero, avanza que factura más de dos millones y menos de veinte. Habla seis idiomas y entiende algunos más. En lo personal, es un aficionado de las motos.
Lo cierto es que pese a su éxito, afirma que no necesita ser «el más rico del cementerio», sino que simplemente disfruta con sus socios, viajando y viendo a la gente «contenta». Le preocupa «la crisis económica que llegará a España».