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La enigmática sombra del peregrino de Santiago se cuela entre los lugares más insólitos del mundo

O.S. SANTIAGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

Álvaro Ballesteros

El mapa interactivo de Atlas Obscura recoge a nivel global casi 26.000 lugares únicos. Tres de ellos están en Compostela y uno en Brión

26 oct 2023 . Actualizado a las 08:20 h.

«En una época en la que todo parece haber sido explorado y no hay nada nuevo que encontrar, celebramos una forma diferente de ver el mundo». Bajo esta idea crece a nivel global el Atlas Obscura, el «mapa definitivo de los lugares extraordinarios del mundo», una iniciativa online creada en EE.UU. en el 2009 y en la que se recogen esos lugares que destacan por su originalidad, rareza, historia o especial ubicación.

La herramienta interactiva, que cualquiera puede utilizar a través de su web o descargando la aplicación, fue impulsada por el realizador de documentales Dylan Thuras y el escritor Joshua Foer con la idea de elaborar un atlas distinto a los habituales, en los que se ubicasen y se explicasen esos lugares asombrosos o sorprendentes que no siempre figuran en las guías de viajes. La gran mayoría de las aportaciones llegan de curiosos viajeros, que comparten esos parajes insólitos por los que han pasado, una información que se publica en la web previa revisión de los editores.

Catorce años después de su lanzamiento, y mientras crece la tendencia de muchos turistas de localizar tesoros fuera de los circuitos clásicos, el proyecto interactivo no deja de crecer.

De los casi 26.000 lugares catalogados en la web como extraordinarios, 27 de ellos se localizan en Galicia y cuatro, en la comarca compostelana. Los repasamos:

La sombra del peregrino

Es quizás una de las leyendas con más eco de las que se conservan en Compostela y una de las imágenes más fotografiadas y reproducidas, en camisetas o carteles, de la ciudad. Se trata de la sombra del peregrino, que solo se puede inmortalizar en la praza de A Quintana cuando el sol ya no alumbra.

La enigmática sombra, que renace cuando cae la noche y se enciende el alumbrado de esta plaza —una de las cuatro que rodean a la catedral compostelana—, se puede contemplar en la base de la Torre del reloj, junto a la Puerta Santa. Para muchos representa la imagen de un peregrino con indumentaria medieval, con sombrero y bordón. Sin embargo, su génesis, mucho más terrenal, se debe al reflejo creado por la iluminación nocturna de la basílica sobre un pilar de granito.

Álvaro Ballesteros

La imagen acumula un sinfín del leyendas. Hay quien cree que refleja el alma de un peregrino que se quedó para siempre en la basílica. Para otros, recuerda la figura de un peregrino francés del siglo XV, Leonard du Revenant, hijo de un noble de París, sobre el que pesarían tres muertes y un triste destino.

Sin embargo, la versión más extendida —también de final trágico— remite a la trayectoria de un sacerdote de la Catedral, enamorado de una monja de clausura del convento de San Paio, emplazado al otro lado de la plaza de A Quintana. La tradición reza que el religioso se reunía con ella a través de un pasadizo que existía bajo la escalinata de la A Quintana y por el que se comunicaban la Catedral y el convento. Pasado un tiempo, el sacerdote, cansado de la situación, le habría propuesto a su amada que se escaparan juntos. Se citó con ella al anochecer en la plaza y allí se presentó con la vestimenta del peregrino medieval, indumentaria que le permitiría no llamar la atención. La esperó pacientemente, pero ella no acudió. Aún así, noche tras noche, el enamorado (o su sombra) aún acude a su cita. Y la sigue esperando.

El banco de los susurros de la Alameda

xoan a. soler

Otro de los lugares que se destacan en el Atlas Obscura es el banco de los susurros, o de los enamorados, de la Alameda compostelana, un rincón, situado sobre el paseo central, que puede pasar desapercibido también entre los propios vecinos, y que guarda una curiosidad que no todos conocen.

Tras el quiosco de la música se sitúa este gran banco de piedra semicircular en el que si alguien se sienta en uno de sus extremos puede verse sorprendido por un susurro, a pesar de no tener a nadie al lado. Basta que en el extremo contrario del banco alguien diga algo, para que ese sonido parezca próximo. La sensación es sorprendente.

El asiento nació en el año 1914, como un equipamiento pensado para que los santiagueses pudiesen disfrutar de las actuaciones que la banda municipal realizaba en el palco de la música, con comodidad y sin interrumpir el tránsito.

La creencia popular sitúa a este banco como escenario de romances prohibidos entre enamorados que recurrían a su efecto acústico para compartir confesiones. De ahí que al banco de los susurros también se le conozca como el de los enamorados.

El botafumeiro

PACO RODRÍGUEZ

El tercer lugar de Santiago que figura en el Atlas Obscura es el botafumeiro, el icono de la Catedral y gran reclamo para miles de fieles y turistas.

Se trata de un inmenso incensario (53 kilos y 1,5 metros de altura) que necesita la atención de ocho especialistas o tiraboleiros para columpiarse por el interior del templo. Suspendido a 20 metros de altura mediante un sistema de poleas, alcanza una velocidad de 68 km/h y describe un arco de 65 metros.

El uso del botafumeiro ya aparece recogido en el Códice Calixtino y se empleaba como elemento purificador ante las multitudes que se congregaron en el interior del templo. 

El santuario de Santa Minia, en Brión

Sandra Alonso

El Altas Obscura también se fija en Brión, en el santuario de Santa Minia, en donde el próximo 27 de septiembre se celebrará de nuevo una de las romerías de referencia en Galicia y de las más concurridas del área compostelana.

En ella se rinde tributo a Santa Minia, un joven mártir romana que Luis Tobío arribó a Galicia en 1848 desde Cádiz. Hoy sus restos se veneran en la capilla de Brión que lleva su nombre y que también se lo da a la carballeira que la guarece. El 27 de septiembre miles de devotos hacen largas colas ante su fe en los poderes curativos de la santa. La creencia de que poniendo una vela con la forma de la parte del cuerpo enferma y ofreciéndose a la santa con una misa y algún sacrificio, hacen que esta elabore su milagro, envuelve a los feligreses.

Santa Minia fue una mártir romana que murió virgen en el año 362 y fue enterrada en las catacumbas. No sería hasta 1804 cuando sus restos fueron extraídos con autorización papal. Tomás Anduaga le hizo una capilla en Cádiz para guardar las reliquias con el vaso de sangre de Minia. Luego pasarían a manos de Luis Tobío, empleado de Anduaga y natural de Brión que retornó en 1848 a Galicia con Santa Minia por la gran devoción que le guardaba. Promovió una campaña en la comarca para rendir culto a las reliquias, recorriendo las aldeas para recolectar dinero para construir una capilla.

La capacidad milagrera de Santa Minia en Brión empezó a circular con historias sobre curaciones.