Patrocinado por

Estos son los lujos del «glámping», la moda que está llenando los cámpings de Barbanza

Laura Ríos
Laura Ríos RIBEIRA

VEN A GALICIA

Un hombre mira por dentro la decoración de la tiendas para glámping instaladas en Rianxo.
Un hombre mira por dentro la decoración de la tiendas para glámping instaladas en Rianxo. MARCOS CREO

Este tipo de tiendas incluyen casi tantas comodidades como una habitación de hotel

18 ago 2023 . Actualizado a las 13:17 h.

Es una escena típica esa en la que una pareja discute como pasar las vacaciones, que si en un cámping o en un hotel. Todo depende de los gustos y necesidades de cada persona, por eso es imposible dilucidar a simple vista que opción es mejor.

Para los amantes de las habitaciones privadas y la comodidad, acampar muchas veces es sinónimo de levantarse con el sol quemando la tela externa de la tienda de campaña y tener que dormir con la cremallera abierta con la esperanza de que no se cuelen muchos mosquitos. Pero el mundo avanza a una velocidad vertiginosa, por eso ya existe la posibilidad de pasar la noche en la naturaleza sin tener la espalda pegada al suelo.

Ese es la opción por la que han apostado hosteleros como Álvaro Sanjurjo, gerente del cámping Rianxo, dispuesto a captar a ambos tipos de clientes con una sola oferta, el glámping: «O modelo gusta porque son tendas con case tantas comodidades coma un bungalow».

Esta nueva forma de acampada está destinada a todos aquellos usuarios que quieran descansar en plena naturaleza pero sin preocuparse de adquirir una caseta o montarla: «A xente chega e xa está todo preparado, iso é o que máis lles atrae».

El hostelero piensa que otro de los aspectos positivos de este tipo de alojamientos es su versatilidad a la hora de acondicionarlos, pues pueden ser desde espacios bastante simples hasta verdaderas jaimas con todo tipo de accesorios y gran belleza estética: «A xente busca sitios nos que poder sacar unha foto e subila orgullosa ás redes sociais».

Otro de los negocios que se atrevió con este nuevo modelo son los cámpings Ría de Arosa, tanto el que está situado en la zona de Oleiros como el de A Pobra. Ambos cuentan con más de una veintena de tipis instalados por la empresa Kampaoh, que tiene un convenio con los dueños de las dos instalaciones, así como cinco propios. «Notamos que a xente de acampada convencional se pasa ao glámping», añaden desde el complejo.

Mezcla perfecta

Lo cierto es que lo que engancha a los usuarios es la mezcla perfecta entre acampada y confort que caracteriza a estas estructuras, que cuentan con electricidad, ventilador, una pequeña nevera, un patio particular en el que poder sentarse a tomar algo y camas con somier.

El éxito del glámping no desplaza a otras formas de gozar de la naturaleza como la acampada tradicional o las casas móviles, en las que se siguen colgando los carteles de completo en este —inesperadamente positivo— mes de agosto: «La primera quincena de este mes tuvimos todos los bungalows llenos, está siendo mejor que julio, sin duda», relata Jesús Outeiral, recepcionista del cámping Barraña, en Boiro.

Lo mismo acontece en el Punta Batuda, de Porto do Son, donde no quedan huecos disponibles para reservar cabañas hasta principios de septiembre. «Esperamos tener más sitio hacia el final del verano, pero ahora estamos a tope», explican.

Otra de las claves de que el modelo vacacional de los cámpings esté tan vivo como cuando empezó, o más, es que el turismo viene a Galicia huyendo de las temperaturas extremas: «La gente alucina cuando se tiene que poner una sudadera, te dicen que por fin pueden dormir».

Esta búsqueda de zonas más frescas la han notado mucho esta temporada en el cámping Las Dunas, donde han vuelto a llenar todas sus parcelas después de años con una ocupación media del 60 %: «Los mejores días han sido el puente de agosto y eso que al principio hizo un poco de frío», argumenta Rosario Batista, gerente del establecimiento.

Élida Suárez, gerente del cámping A Vouga: «En España non temos esa cultura de acampada»

Cuando uno convive en espacios compartidos con otros, es importante saber respetar las normas y, sobre todo, ser capaz de ponerse en la situación de la persona a la que se le puede estar molestando. Esta capacidad de empatía es algo que Élida Suárez, gerente del cámping A Vouga, en Muros, echa de menos: «En España non temos esa cultura de acampada».

Para ella, es importante que la gente entienda que las parcelas de este tipo de establecimientos actúan como una especie de habitaciones de hotel sin paredes y que no es de buena educación estar pasando por los espacios de los demás por el simple hecho de acortar camino, y mucho menos sin pedir permiso.

Señala que un comportamiento adecuado también mejora las condiciones de trabajo de los empleados, que se ven obligados a limpiar los baños del cámping más de dos veces al día si la gente que los usa los deja muy sucios: «Hai que utilizalos con racionalidade, sen manchar porque si».

Con cabeza

Estar en un baño que no es el de casa no te da licencia para dejarlo todo perdido, aunque muchos piensen que sí. El hecho de ver como alguien limpia lo que tú has dejado como los zorros no debería hacerte sentir orgulloso, sino más bien avergonzado, porque no eres mejor que esa masa — aparentemente invisible para algunos — de empleados que se ocupan de que tu estancia en un destino vacacional sea perfecta. Por favor, cuando estén en sus días libres, actúen con cabeza y un poco de empatía.