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La suerte de veranear en Galicia: «La temperatura que tenéis aquí a mí me da la vida»

MIRIAM GARCÍA / PAULA MAHÍA / S.F.

VEN A GALICIA

Llega el verano y la gente procedente de otras comunidades autónomas escoge la costa gallega para pasar sus vacaciones. Álvaro y Pablo son dos de los tantos que escapan aquí en busca del «fresquito»

01 ago 2023 . Actualizado a las 13:11 h.

Álvaro Hervás (Valdepeñas, 1999) lleva cinco veranos viniendo de vacaciones a Galicia. En dos ocasiones realizó el Camino de Santiago; la primera vez junto a su padre y la segunda con su hermano: «Me sorprendió especialmente lo acogedores que son los gallegos de los pueblos por los que pasa el Camino Francés». Las tres veces restantes fueron visitando a una amiga de A Coruña: «En la Universidad de Granada conocí a mi amiga Cristina, que es gallega, y en el 2019 me invitó a pasar unos días con ella en el norte. Me encantó y quise repetir al año siguiente, pero con las restricciones del covid no pude volver hasta el verano del 2021». Desde entonces intenta venir cada año: «Soy musicólogo, tuve la suerte de poder acudir al Resurrection Fest en Viveiro y lo pasé genial».

De hecho, Álvaro tiene previsto venir con su novia el próximo mes a disfrutar de unos días en la ciudad herculina. Explica que lo que le apasiona de nuestra comunidad es la gastronomía y su cultura: «Es lo que más me mueve a ir a Galicia. Me fascinan las danzas tradicionales como las muiñeiras y los instrumentos como la gaita gallega».

En cuanto a los contrastes entre Ciudad Real y Galicia, el joven tiene claro que el clima de aquí le hace ganar en calidad de vida: «Las temperaturas son mejores, las máximas que tenéis allí son las mínimas que tenemos por Castilla-La Mancha durante todo el verano. Los gallegos soléis decir que para vosotros tener 25 grados es tener calor y por allí abajo es lo normal por las noches. Solemos estar entre los 30 y 40 grados de máxima y 20 grados de mínima». Terminas acostumbrándote, pero Álvaro confiesa la felicidad que siente cuando está en tierras gallegas: «Ir a A Coruña es un respiro, sé que voy a poder dormir mejor durante la noche». Y, aunque explica que hay muchas personas del centro de la península que suelen veranear en la Comunidad Valenciana o Andalucía, «quien conoce Galicia una vez, acaba volviendo más veces».

¿Y cómo somos los gallegos?, le animo a responder.

El manchego lo tiene claro: nos ve gente muy hospitalaria y servicial, aunque también apunta que como en todas partes, hay de todo. «Fisterra y Viveiro son mis lugares favoritos, son bastante bonitos y tranquilos. Soy más de pueblo que de ciudad», revela, mientras explica que Santiago le parece una ciudad hermosa y llena de historia, de la que espera seguir descubriendo más en sus próximos viajes.

Una vez que visitas Galicia, su magia te atrapa y te quedas con ganas de volver más veces”.

Pablo Morán: «Vivo en Cataluña, pero solo voy a las playas de Galicia»

Pablo Morán, ferrolano, sujetado por sus amigos en el Pantin Classic Surf
Pablo Morán, ferrolano, sujetado por sus amigos en el Pantin Classic Surf

«Vivo en Cataluña, cerca de Tarragona, a unos pocos kilómetros del mar, pero tan solo voy a la playa en Galicia», cuenta Pablo, este joven de 29 años. Como buen ferrolano, estudió ingeniería, aunque también dice que podrían nombrarle embajador de Valdoviño, porque lo que presume él de su tierra es exagerado: «Ferrol mola y Valdoviño más todavía». Pero la vida da muchas vueltas y se tuvo que mudar por trabajo a la otra punta de la península. El ingeniero primero estuvo viviendo en Barcelona, donde conoció a su pareja, Alexandra. De ahí no tardó en cambiar de destino, ahora está asentado en Tarragona hasta nuevo aviso. Desde entonces han pasado siete años, y no hay verano en el que la pareja no vaya de vacaciones a Galicia.

Pablo y Alexandra suelen escaparse unas dos o tres semanas a Valdoviño. Para ellos el litoral de Cataluña no tiene nada que ver con el de la comunidad gallega. Y no, no es por el agua «calentorra» del Mediterráneo. Pablo no tiene muy claro por qué prefiere los arenales de la zona de Ferrol, lo único que sabe es que ni él ni su novia pisan la playa hasta que vuelven a Galicia en sus vacaciones. «Puede que sea porque en Ferrol a la mínima que ves un rayo de sol sabes que tienes que aprovechar, de lo contrario no sabes cuándo te vendrá otro día bueno. Mientras que en Tarragona es más fácil posponer el plan, hasta el punto de nunca llegar a hacerlo».

Pero ese no es el único motivo por el que Pablo prefiere el noroeste atlántico. Cuenta que las playas de Galicia ya se las conoce «de pe a pa», mientras que en Tarragona, si quieres descubrir nuevos paisajes, tienes que investigar, algo que dice que le provoca pereza. El ingeniero, después de todo este tiempo fuera de casa, reconoce que no está muy implicado con esto de lanzarse a conocer Cataluña: «Mi idea es volver a Ferrol, así que para mí todo lo bueno me espera en Galicia».

Otra cosa que Pablo añora de la comunidad es, cómo no, el clima. Al tener familia aquí, la pareja procura escaparse siempre que puede, pero es en verano cuando lo ven como algo esencial y necesario: «Alexandra es de aquí y aun así no aguanta el calor que hace, en cuanto llega el verano cogemos las libranzas pensando en la próxima escapada a Galicia».

Por cuestiones de salud, la pareja este año ha tenido que posponer las vacaciones. Pero ambos esperan una rápida recuperación, tanto es así, que ya han programado los días para irse, todavía sin saber cuándo estarán en condiciones de viajar. «Me hizo gracia cuando le conté a mi amigo que íbamos para allá, porque me respondió: “¡Qué bien! Además, está haciendo un tiempo estupendo, entre 23 y 25 grados”. Mientras él me decía eso, yo estaba a 35 grados en mi casa», cuenta Pablo. Ambos ahora mismo sueñan con el día en el que se puedan poner una manta para dormir: «Es lo que más echamos de menos».

Cuando hablo con mis amigos de Galicia me dicen que con 25 grados hace calor, mientras que yo estoy en Cataluña a 35, y eso es poco”