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De Madrid a Pontevedra para participar como voluntaria en la marcha a pie hasta Santiago por la donación de órganos

Cristina Barral Diéguez
Cristina Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

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Paloma del Amo, en un reciente viaje a Soportújar, en la Alpujarra granadina
Paloma del Amo, en un reciente viaje a Soportújar, en la Alpujarra granadina P.A.

Paloma del Amo, una administrativa de 56 años, se inscribió dos años en la Pontevedrada. La organización le propuso echar una mano con la logística y no lo dudó

14 abr 2023 . Actualizado a las 19:22 h.

Paloma del Amo Santamaría es de Pinto, a 20 kilómetros de Madrid, el municipio natal del ciclista Alberto Contador. Esta mujer de 56 años que trabaja como administrativa conoció la Pontevedrada, la marcha a pie entre la ciudad del Lérez y Santiago de Compostela que se realiza cada año el último sábado de abril para fomentar la donación de órganos, por un amigo. Corría el año 2018. «Él hace el Camino desde distintos sitios y un día me habló de la Pontevedrada y le dije que tenía tiempo y ganas. Cada uno íbamos a nuestro ritmo. Él la terminó, yo no, aunque tampoco era la intención terminar. Tengo claros los límites, pero fue una experiencia maravillosa», relata Paloma. Llegó caminando hasta Caldas tras recorrer 22 kilómetros en una edición en la que lluvia fue un gran enemigo para los participantes. «Me pesaba todo, tenía la mochila muy mojada y frío. Dormí allí en Caldas», recuerda. En el 2019 no pudo participar y después llegaron las ediciones suspendidas por la pandemia del covid. Paloma se inscribió en la edición del 2022.

En la pasada Pontevedrada iba sola con su dorsal 933. Había llegado a Pontevedra tras hacer en avión Madrid-Santiago y Santiago-Pontevedra en autobús. «Enseguida noté que la gente tiraba como muy fuerte y yo, tras dos años de pandemia, tenía peor fondo físico. Me costó. Después de la primera parada, hablé con Fran y Lucía, que me dijeron que era la última participante. No tenía ni idea». Paloma no pudo esta vez llegar a Caldas y se paró en el avituallamiento de Barosa, en Barro. Fran Pérez-Mirás, el presidente de Asampo, le propuso a Paloma una alternativa para seguir viviendo la Pontevedrada desde dentro. «Se me ocurre una cosa, ¿te quieres venir con nosotros como voluntaria?», rememora. Estaba cansada, pero no tenía sueño. «Me hizo muchísima ilusión porque me gusta ayudar. Se trata de dar soporte a la gente que camina con agua, fruta o un bocadillo y sobre todo de darles ánimos». Lo hizo hasta Santiago.

Acabada la edición del 2022, Fran le lanzó un reto para el año siguiente, actuar como voluntaria desde el primer momento, desde la salida. Como relata Paloma, cada uno siguió con su vida hasta que hace un mes y medio recibió una llamada de Fran. «Me dijo, qué, ¿pensabas que me había olvidado de ti? No te puedes imaginar la ilusión que me ha hecho. Yo iba a intentar hacer la Pontevedrada, pero hacerla como voluntaria es una alegría, me sentí como una niña», confiesa. La caminata solidaria será este 29 de abril. Esta vez Paloma viajará en coche desde Pinto, pero lo hará ya el viernes para dormir en Pontevedra. Así estará más fresca y participará en la logística de ese día. Cuenta que con Fran es con quien más contacto tiene de Asampo.

¿Por qué conducir 600 kilómetros para estar después una noche sin dormir dando ánimos a los participantes?, se le pregunta. «Me gusta ayudar y la experiencia va a ser totalmente diferente. He trabajado como voluntaria de ocio y tiempo libre con personas con discapacidad y también hago voluntariado con animales». Ella está acostumbra a hacer rutas, pero de 10 o 12 kilómetros por los alrededores de Madrid. Es habitual en ella viajar sola. Así que son normales estas aventuras en solitario. Bendita locura como la llama. «Viniendo de mí no es raro, aunque hay quien se eche las manos a la cabeza. Para mí es una alegría tener algún motivo para levantar el culo del sofá». Paloma es donante de sangre y ha hecho testamento vital. Cuando no esté tiene claro lo que quiere que hagan con sus órganos: «Que se aproveche todo lo que se pueda».