Patrocinado por

Carril desempolva su Danza das Espadas con ganas y el primer baile de su párroco

Serxio González Souto
S. GONZÁLEZ VILAGARCÍA / LA VOZ

VEN A GALICIA

La farsa carrilexa en honor del Apóstol es una tradición centenaria que se remonta a 1666

26 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Más allá de algún remedo a pequeña escala, forzado por la pandemia, la Danza das Espadas —hay quien prefiere la denominación de Farsa— fue una de esas tradiciones que el imperio del coronavirus cercenó durante los dos veranos anteriores, sin importar lo profundo que pudiesen hundir sus raíces entre los pueblos que las practican. El de Carril, en Vilagarcía de Arousa, lleva 356 años bailando cada 25 de julio en honor de su patrón, el Apóstol Santiago. La ceremonia, en efecto, se remonta a 1666, lo que la convierte en una de las más antiguas de toda Galicia en su especie. El caso, en fin, es que había ganas, y a eso de las siete y media de la tarde los carrilexos se congregaron a un paso del atrio de su templo.

La simbología de la danza merece un análisis. Los participantes, vestidos de blanco, con boina negra y cruz de Santiago en la camisa, se disponen en tres filas. Quienes las encabezan portan tres espadas que se entrecruzan. Los fajines rojos a cada lado, y los amarillos en el centro, dibujan una suerte de bandera española de tres en tres.

A la imagen la aguarda en el exterior de la iglesia la banda de música, que arranca unos compases del himno español. A continuación suenan las gaitas, las de Os Terribles de Arousa para la ocasión, y comienza el baile.

Pasos adelante y atrás, genuflexión con las cabezas descubiertas, espadas cruzadas en el suelo y las tres filas que se suceden, danzando en torno al oficiante que las dirige. Llega el momento del párroco. Eduardo Amado (Betanzos, 1989) se estrenaba ayer en una lid que su antecesor, don José Antonio, tenía muy estudiada. Bajo un sol de justicia, el cura bailó en torno a las espadas. Ya en los últimos pasos son apuntadas hacia la frente y el pecho del director de la ceremonia, que a continuación se repetirá en diferentes enclaves de pueblo, seguida por el santo.