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Pensiones por el Camino, saturación de pisos en las Rías Baixas: los seis mapas del turismo en Galicia

Manuel Varela Fariña
Manuel Varela REDACCIÓN / LA VOZ

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Sandra Alonso

El alquiler turístico absorbe ya cuatro de cada diez plazas de alojamiento en la comunidad

20 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay seis mapas que explican cómo se reparte el turismo en Galicia, desde los albergues que vertebran el paso de los peregrinos hacia Santiago a la aglomeración de hoteles y viviendas de alquiler vacacional que responden a la demanda por la gastronomía y playas de las Rías Baixas. Con fecha 1 de mayo existían en la comunidad 18.730 alojamientos. En solo un mes se han registrado 250 más. Y la cifra seguirá ampliándose conforme llegue el verano, para el que el sector espera unas cifras que superen el récord del año pasado, porque se sumará ahora el regreso de los visitantes extranjero. Y ese incremento se debe, sobre todo, a la creciente presencia de alojamientos de alquiler turístico.

Entre las más de 226.400 plazas de hospedaje disponibles en Galicia, 89.273 pertenecen a establecimientos de alquiler turístico, es decir, cuatro de cada diez camas ofertadas en Galicia están en un alojamiento de este tipo. La mayoría son viviendas de uso turístico, aquellas que son cedidas por particulares a terceras personas de forma temporal para estancias de corta duración, un concepto diferente al de viviendas turísticas, que solo se comercializan para albergar huéspedes todo el año.

Hay unos 15.000 alojamientos de este tipo inscritos en el Rexistro de Empresas e Actividades Turísticas de Galicia (REAT), algo más del 80 % del total. Se extienden por prácticamente todo el territorio. En Galicia solo quedan nueve concellos donde no se oferta ningún tipo de establecimiento, casi todos en la provincia de Ourense: Cualedro, Oímbra, Os Blancos, Paderne de Allariz, Verea, Toén y Vilardevós, además de Dozón, en Pontevedra, y Tordoia, en A Coruña. Las viviendas de alquiler turístico permitieron que la oferta se reparta por casi toda Galicia. Es posible pernoctar en 286 ayuntamientos gracias a esta alternativa, frente a los 191 municipios donde hay hoteles. Buena parte de estos se reparten por las Rías Baixas, especialmente en Sanxenxo. En este concello, con playas en las rías de Pontevedra y Arousa, se localizan 127 de los 924 hoteles abiertos en Galicia. También 2.227 apartamentos o casas de alquiler vacacional, prácticamente el 15 % del total en la comunidad.

Un problema en Santiago

El repique de maletas sobre el empedrado del casco histórico santiagués va en aumento cada año. El Concello mantiene desde entonces una batalla judicial contra las viviendas de uso turístico y, amparándose en una sentencia del Tribunal Superior de Xustiza, requerirá licencia municipal a todos estos alojamientos. Estima que solo 36, de un total de 900 —según el REAT son 719—, cuentan con ella. Contra las que no la tienen, informa Olimpio Pelayo, pedirá a la Xunta que las dé de baja. El Ayuntamiento tramita una modificación puntual del plan urbanístico para regular esos usos, al interpretar que la saturación de estos alojamientos agudiza la gentrificación del centro de la ciudad, encareciendo los alquileres y reduciendo la bolsa de pisos para los universitarios. Desde la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga), su presidenta Dulcinea Aguín responde que estas medidas generan «incertidumbre» y considera que no son extensibles a otros casos.

Pensiones en el Camino

La distribución de la mayoría de albergues coincide con las rutas jacobeas a Santiago. Pero también las pensiones. Cesáreo Pardal, del Clúster de Turismo, argumenta que muchos de los primeros se han convertido en pensiones. «En caminos como el Primitivo, donde hay poca demanda de establecimientos, renacen pensiones», explica.

El sector espera mejorar las cifras del verano pasado, con récord de visitas nacionales

Quedan once días para despedir mayo, pero el sector anticipa ya un gran verano. Aviturga calcula que, en las cuatro provincias, la ocupación ronda ya el 73 % para los meses de julio y agosto. «La gente se ha estado anticipando cada vez más desde el inicio de la pandemia para hacer las reservas. Este verano, muchísimo más», dice Dulcinea Aguín, que apunta al regreso del turismo internacional. «Si nada cambia, este verano será mejor que el anterior», añade.

Pardal coincide en que las expectativas son «muy buenas». «Consolidamos el nacional —que batió récord de visitas el verano pasado— e incrementamos el internacional, aunque las frecuencias de AVE son insuficientes, siguen faltando vuelos y ha habido un fracaso estrepitoso en la coordinación aeroportuaria. Menos mal que tenemos a Oporto para atraer turistas extranjeros», subraya el presidente del Clúster que reclama trabajar en la desestacionalización y cuidar el «imprescindible» turismo portugués.