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El curro de A Valga se sobrepone al covid

Monica Torres
mónica torres OIA / LA VOZ

VEN A GALICIA

XOAN CARLOS GIL

Cientos de personas disfrutaron sin restricciones del espectáculo

10 may 2022 . Actualizado a las 00:38 h.

Galicia ha recuperado su espectáculo etnográfico más antiguo, sin restricciones. El calor y la emoción fueron los protagonistas ayer de la primera jornada del calendario gallego la Rapa das Bestas. Tras dos años de ritual a puerta cerrada por el covid, cientos de personas peregrinaron desde primera hora de la mañana a la Serra da Groba para acompañar a los ganaderos que reunieron en el curro a los más de 300 animales que cuidan y crían en libertad durante todo el año. Los relinchos, los gritos de ánimo, de aplausos fervorosos y de música tradicional protagonizaron el curro más esperado.

«Es sin duda uno de los más bonitos porque los curros, además de ayudar a mantener la cabaña de caballos salvajes, es una celebración milenaria que reúne a familias y amigos en el monte», resaltó el presidente de la asociación de ganaderos de A Valga, José Fernández Martínez.

A él lo llevaban de pequeño, con 20 años se hizo socio, desde hace diez es el presidente y ya sus dos hijos han recogido el testigo. «No hay problema de relevo generacional porque es una actividad que engancha a los jóvenes y a las familias enteras. Mujeres y hombres disfrutan por igual ya de este ritual y de la romería», apunta Fernández.

Pese a la falta de agua en invierno, el recuento de los animales que crecen en la Serra da Groba anima al optimismo. «Estamos contentos porque la cabaña se está recuperando tras el bajón que hubo hace unos años. Mantenemos el número de cabezas habitual de los ganaderos de A Valga, que siempre anda entre los 330 y las 350 cabezas», confirma José Fernández. Ayer entraron 320 caballos y 60 potros

Un centenar de jinetes, entre ganaderos y colaboradores, provistos de sus «varas de encabestrar» tardaron más de dos horas en conducir a los caballos salvajes desde los montes de A Groba hasta el curro. Después, comenzó la Rapa das bestas, la liturgia ancestral en la que cada ganadero separa sus reses para cortarles las crines y marcar a fuego a los nuevos ejemplares.

Entre las novedades de este año, Fernández Martínez, avanza el proyecto con el que ya trabajan con Apuraga, que es la Asociación Pura Raza Cabalo Galego. «Tenemos muchos caballos de pura raza, pero creemos que debemos regenerar aún más para mantener la calidad de la especie autóctona y garantizar su supervivencia así que trabajamos con Apuraga para diseñar un plan de actuación», indicó.