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Chefa Alonso, pionera de la improvisación en el jazz, regresa a Galicia para la gira con su cuarteto Akafree

Héctor J. Porto REDACCIÓN / LA VOZ

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El cuarteto de jazz Akafree, este martes en Madrid, durante uno de sus ensayos.
El cuarteto de jazz Akafree, este martes en Madrid, durante uno de sus ensayos.

La saxofonista coruñesa afincada en Madrid retoma la presentación de su último trabajo, el álbum «El vals de los títeres» (2019), aplazada por la pandemia

04 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La pandemia canceló en abril del 2020 la gira para presentar el álbum El vals de los títeres (2019), último trabajo de Akafree. Retoma por fin el tour comprometido este cuarteto madrileño fundado y liderado por la percusionista y saxofonista soprano gallega Chefa Alonso (A Coruña, 1955), que estará este jueves en directo en la Borriquita en Santiago para pasar después por las salas Clavicémbalo, Filloa y A Arca de Noé.

Junto al contrabajista Jorge Frías, la chelista María Prado -sustituye al saxo alto Guillem Ferrer, que sí estaba en el disco- y el baterista Fernando Lamas, también coruñés, acercará Alonso -todas las composiciones son suyas- su propuesta de improvisación y free jazz, ámbitos en los que es en España una auténtica pionera.

Lleva «toda una vida» dedicada a ello y, aunque su creatividad no encuentre a veces eco, ahora, dice, no va a cambiar. Inasequible al desaliento —«yo ya soy mayor y a mí me da la risa»—, asegura con buen humor, se va a ir de este mundo muy tranquila: «¿He tenido exitazo?, no; ¿he ganado dinero?, no. He hecho lo que he querido. Me han gustado muchísimo los proyectos que he tenido y tengo, y sigo cuidándolos muchísimo. Es verdad que la inseguridad, el desequilibrio económico y ese ninguneo continuo, a veces te deprimen. Pero trabajo con la gente que quiero. La música no me ha hecho millonaria pero sí rica en experiencias. Y tal como está el mundo laboral, cómo se trata a la gente en los empleos, es un lujo poder trabajar y vivir de lo que te apasiona». La música, la escena y lo interdisciplinar... trabajo y vida se funden en Alonso de una forma natural y absoluta. «Y, además —constata—, al fin y al cabo, vivo con mucha modestia».

Akafree surgió hace 20 años, pero ha pasado por formaciones distintas. Grabó su primer disco como quinteto en los estudios Bruar, en A Coruña, La visita de la salamandra (Xingra, 2003). Incluso se vio en la obligación de marchar a Inglaterra, como trío: Jorge Frías (contrabajo), Javier Carmona (batería) y Alonso, cuya motivación era tanto económica como artística. «Fue emigración pura y dura. Era, y es, complicadísimo hallar en España circuitos para el free jazz y la improvisación libre, o huecos en las programaciones. Quería tocar con músicos improvisadores y Londres era en esos años el sitio al que ir». Colaboró con muchos músicos británicos y al final incluso hizo una tesis doctoral sobre improvisación libre en la universidad de Brunel y publicó un par de libros.

Pero a la vuelta, en el 2008, tampoco vio que las cosas hubiesen mejorado «lo más mínimo». Es verdad, dice, que hubo un momento dulce en Madrid en que alrededor de la asociación Musicalibre que crearon organizaron un encuentro que duró 19 años, el Festival Internacional de Improvisación Hurta Cordel, apoyados por La Casa Encendida.

Respaldo institucional, público y de entidades culturales, es lo que echa en falta. «No hay festivales que acojan propuestas como Akafree. Son programas masculinos siempre y las propuestas más experimentales o arriesgadas no se recogen», lamenta. Habría que programar, razona, no solo para estimular la creación propia, original, sino también para dar al público oportunidad de acceso a otras músicas.

Y responsabiliza de esta situación cronificada al conservadurismo de los programadores —«juegan a lo seguro y eligen siempre lo mismo, únicamente pensando en lo que tendrá una respuesta masiva»—, porque, dice, «a la gente le encanta Akafree», incluso cuando toca para personas que ni son aficionados al jazz.

«A lo mejor es difícil llevarlas al concierto, pero cuando vienen se quedan prendadas de lo nuevo, de su fuerza. Porque es una música enérgica, muy de verdad, que comunica mucho y es alegre. Hay pasajes que pueden sonar más caóticos, más free, pero luego hay momentos muy delicados, con hermosas melodías. El que se atreve lo vive de verdad... y nadie va a salir defraudado ni con los tímpanos dañados, no duele», bromea.

Chefa Alonso anima a la gente a que vaya a los conciertos. Y tiene otro motivo. Está preocupada porque, arguye, tal como está yendo la música en directo -que «siempre fue un universo muy frágil»-, es un mundo que está en peligro de extinción. La música en directo sin público no tiene sentido, insiste, es importante que la gente asista para que los conciertos no mueran. «Y no creo que tenga que haber un determinado número de público. Yo he dado conciertos con poco público y me sentí totalmente acompañada, escuchada y respetada. Los sitios pequeños, con el público cara a cara, vivos, es algo muy bonito, no debería desaparecer», dice.

Aunque Alonso es licenciada en medicina -que no médico, matiza, ya que nunca ejerció-, ella se siente «solo músico». Pero incluso así se atreve a hablar del poder balsámico de la música en un momento en que la presión laboral, la precariedad económica, el covid, la guerra... se empeñan en colocar una losa depresiva sobre la espalda de la gente: «La música tiene capacidad sanadora, por supuesto. Y Akafree va a sentar bien a todo el mundo», invita la compositora divertida, que ha viajado por todo el planeta con su música a cuestas -en el campo de la interpretación y en el de la docencia- y dirigido varias orquestas de improvisación, entre ellas la Orquestra de Música Espontánea de Galicia (OMEGA) y la orquesta de improvisadores de Andalucía Entenguerengue.

Jueves 5 de mayo, en Santiago. En el pub Borriquita de Belén (a las 21 horas).

Viernes 6, en Lugo. En la sala Clavicémbalo (22.30 horas).

Sábado 7, en A Coruña. En la sala Filloa (21.45 y 23 horas).

Domingo 8, en Vilar de Santos (Ourense). En la sala A Arca de Noé (13.30 horas).