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El bum de destinar edificios enteros a turistas también recala en Pontevedra

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

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Un edificio que se destinará a viviendas turísticas en la calle Barón, en la zona monumental de Pontevedra.
Un edificio que se destinará a viviendas turísticas en la calle Barón, en la zona monumental de Pontevedra. Ramón Leiro

La norma del Concello pontevedrés permite este uso, limitado en cambio en edificios residenciales

29 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Pontevedra tiene actualmente, según los datos que aporta la Xunta, un total de 299 viviendas de uso turístico, es decir, destinadas a alquileres a corto plazo y pensadas para que pernocten visitantes. La cantidad todavía es muy discreta si se compara con la de otras urbes. Pero, a tenor de los proyectos en marcha, posiblemente el margen de crecimiento sea grande. Por ahora, la mayoría de esos pisos destinados a visitantes se ubican en edificios residenciales. Es decir, un particular tiene un inmueble vacío y decide que, en vez de buscar un inquilino permanente, lo convierte en un alojamiento turístico. Pero, ojo. El bum que hay otras ciudades de destinar edificios enteros para turistas también recala en Pontevedra, donde la normativa municipal ampara estos alojamientos en los que todo el inmueble es para visitantes.

El primer proyecto de este tipo ya comenzó a funcionar justo antes de la pandemia en O Gorgullón, donde se construyó un inmueble de siete apartamentos destinados exclusivamente al turismo. Sus dueños tienen previsto otra obra similar a esta. Y, en la calle Barón, casi enfrente del parador nacional pontevedrés, también se está rehabilitando un inmueble cuya finalidad es contar con viviendas turísticas, tal y como indica su cartelería.

¿Será este un fenómeno de gran alcance en Pontevedra? Habrá que ver qué ocurre. El Concello dice tener claro que no quiere caer en la gentrificación, es decir, que los turistas acaben desplazando del centro a los residentes.

Casas á Beira, el proyecto pionero: «Por la semana vivimos de quien viene a trabajar» 

Antonio Garrido es el responsable de un edificio llamado Casas á Beira, que fue un proyecto pionero en Pontevedra porque, hace tres años, destinó todos los pisos con los que cuenta, un total de siete apartamentos, al turismo. ¿Cómo le van las cosas? Garrido indica que, pese a todo lo que supuso la pandemia para los viajes, el negocio va tirando y considera que la apuesta hecha por el turismo no fue en vano.

Dado que estas casas se ubican en O Gorgullón, por donde pasa el Camiño Portugués hacia Santiago, se podría pensar que su público objetivo son los peregrinos. Pero no es así: «Durante parte del año ponemos el requisito de alquilar como mínimo dos noches, por tanto los peregrinos ya no nos llaman porque no les compensa. No son nuestro público más habitual porque hay que pensar que no es lo mismo limpiar una habitación de un albergue tras dormir un caminante que encargarse de todo un apartamento, que es algo con más coste». Garrido explica, entonces, cuáles son los clientes de los que se nutren: «Por la semana vivimos de quien viene a trabajar. A veces son personas a las que mandan a Pontevedra un par de días o las cinco jornadas laborables. Otras veces son ciudadanos que se mudaron aquí y que nos alquilan mientras no encuentran piso para vivir. Luego, los fines de semana tenemos turistas. Lo normal es que establezcan su punto base aquí para luego desplazarse a O Grove y Sanxenxo y, e verano, a las islas Cíes».

Este empresario dice que tras esta primera experiencia proyecta un segundo inmueble con otros ocho pisos, todos destinados para el turismo. Indica que, al tratarse de edificios completos, tienen uso hotelero y «cumplen las normas del sector».

Solo Booking oferta unos treinta pisos a los visitantes a menos de un kilómetro del centro 

De momento, la mayoría de las viviendas de uso turístico que se ofertan en Pontevedra están diseminadas en edificios residenciales de la ciudad. Es decir, en inmuebles donde conviven vecinos habituales con visitantes. La normativa que aplica el Concello —y que esta semana se ha visto reforzada por una sentencia del TSXG que avala que el Ayuntamiento use esa norma— limita estos inmuebles a los bajos, los primeros y los edificios que se destinen por completo al uso turístico. ¿Por qué? Por dos cuestiones fundamentales: para evitar que se masifique el mercado de viviendas turísticas y eso deje sin posibilidades de alquilar pisos a los residentes habituales. Y porque se considera que en plantas más altas pueden generar molestias a los vecinos.

Sin embargo, la realidad es que esa norma municipal poco tiene que ver con lo que se oferta en plataformas como Booking. Basta hacer una búsqueda para un fin de semana cualquiera, pongamos que en el mes de octubre, para que Booking ofrezca alrededor de treinta pisos turísticos a menos de un kilómetro del centro de la ciudad.

Entre esos pisos próximos al centro que se ofertan hay algo de todo. Algunos estarían dentro de esos bajos y primeros que marca la norma municipal. Pero otros son quintas plantas u áticos. ¿Cómo puede suceder eso? Porque, aunque esta semana el Ayuntamiento reivindicó esa normativa y la Xunta le dio la razón diciendo que puede aplicarla a rajatabla —no quiere decir que vaya a hacerlo—, hasta ahora muchos propietarios se centraban solo en cumplir los requisitos de la Xunta, que es la que da de alta las viviendas turísticas.