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O Courel: «O da canteira é algo seguro, pero o turismo depende do día»

Carlos Cortés
CArlos Cortés MONFORTE / LA VOZ

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Fotografía de archivo del comedor del restaurante O Mirador lleno en una reunión festiva
Fotografía de archivo del comedor del restaurante O Mirador lleno en una reunión festiva No disponible

En uno de los primeros destinos de montaña de Galicia, la demanda todavía no parece ser suficiente para que en su capitalidad municipal haya un restaurante abierto los domingos

29 mar 2022 . Actualizado a las 11:16 h.

El kilómetro 18 de la carretera por la que la mayor parte del turismo entra en el municipio de Folgoso do Courel se desplomó hace 9 días. Y lo hizo encima de la mina de pizarra que es la principal fuente de empleo de este municipio. La Serra do Courel se ha labrado una reputación como destino turístico de naturaleza y montaña. Es, con permiso de Os Ancares, el más reconocible de estos destinos dentro de Galicia. Y a pesar de todo, el turismo tiene un peso económico menor de lo que pudiera parecer. Como muestra, el botón del pueblo de Folgoso. Es el lugar más poblado y allí está la sede del Ayuntamiento. Y aun así, el único restaurante que hay no abre los domingos. Más que en los visitantes de fin de semana, su negocio está en los menús que consumen de lunes a viernes los trabajadores de esa mina.

«O da xente da canteira é seguro, o dos turistas depende do día», cuenta Alfredo Arza Tosoni, el propietario de O Mirador, el único restaurante del pueblo de Folgoso. Este local despacha habitualmente entre 30 y 40 menús cada día laborable. Los fines de semana hay días muy buenos que pueden tener 60 comensales pero también los hay que tienen el comedor casi vacío. En O Mirador son tres personas en plantilla. Para abrir los siete días de la semana tendrían que contratar a alguien más. Les faltan alicientes para asumir ese gasto extra. Así las cosas, tienen que elegir entre cerrar el domingo y renunciar a los turistas que pueda haber ese día o obligar a los trabajadores de la mina a buscar otro sitio para comer los lunes, los martes o cualquier otro día entre semana. Y en esa tesitura optan por lo seguro y cierran los domingos.

En todo caso, que nadie piense que en O Courel no hay nada abierto para comer un domingo. Sí que lo hay, aunque no sea en Folgoso. En Seoane, la principal población del norte del municipio están el restaurante Anduriña y el de Casa Ferreiro. Sonia Castro es una de las tres personas en plantilla en Casa Ferreiro y confirma que ellos viven fundamentalmente de los visitantes que vienen de fuera del municipio. Aquí nunca cierran los domingos. «Entre semana só temos xente a comer no verán, o resto do ano se xuntamos sete xa é un día moi bo», explica. Las canteras de pizarra quedan aquí más lejos.

Esos dos restaurantes de Seoane están abiertos en principio todos los domingos del año. En Semana Santa, el verano y el principio del otoño las posibilidades se multiplican, porque abren también O Pontón, en el pueblo de Ferreirós, la Aldea do Mazo, cerca de Seoane, y varias casas de turismo rural en Paderne que atienden a los visitantes aunque no estén alojados. La estacionalización del turismo, la concentración de visitantes en unos pocos meses al año, es uno de los problemas para quienes quieren vivir de esto en O Courel.

También para el único cámping que hay en la sierra y en toda la comarca, el Acampamento Caurel, en el pueblo de Esperante. Estuvo cerrado desde noviembre y abre este fin de semana. Xabier Trepat, su propietario, busca itinerarios alternativos para las excursiones escolares que tiene contratadas para los próximos meses. Los grupos que viajan en autobús son los principales perjudicados por el hundimiento de esa carretera.

El recorrido habitual para las excursiones escolares que tienen O Courel como destino incluye una primera parada en Quiroga, con visitas a los dos museos que hay en esta localidad, abiertos recientemente al calor del Xeoparque Montañas do Courel, el único parque geológico reconocido como tal por la Unesco en Galicia. Y desde el derrumbe no se puede viajar en autobuses grandes desde Quiroga hasta Folgoso, porque lo impide el corte y el trayecto alternativo no puede con ese tipo de vehículos. «Marzo e abril son meses habitualmente frouxos, no verán será o momento de ver como afecta o que pasou na estrada», cuenta Trepat.

Los establecimientos que viven del turismo en O Courel adaptan sus calendarios de apertura a la realidad de un turismo muy concentrado en unos pocos meses al año. Y sucede que en algunos momentos del verano y del otoño no hay manera de encontra mesa para comer en O Courel o una habitación en la que quedarse a dormir. Lo tiene claro la alcaldesa del municipio, Lola Castro: «Hai momentos do ano nos que a xente ten que marchar a comer a Pedrafita ou a Quiroga porque aquí é imposible». En los mejores momentos de la temporada alta la demanda de plazas supera a la oferta. Pero el resto del año hay restaurantes que incluso renuncian a abrir los domigos. Para romper esa dinámica hay que desestacionalizar la demanda, hacer que el flujo de visitantes sea más regular todo el año. Desde el órgano rector del geoparque lo están intentando, organizando actividades fuera de esa temporada de máxima demanda, pero es un proceso largo y complicado.

Y mientras tanto, ¿de qué vive en realidad O Courel si no es del turismo? La alcaldesa no lo duda, el empleo en este municipio depende de las canteras de pizarra, la del derrumbe y las que están en el vecino municipio de Quiroga, y también del Ayuntamiento. La mina que está cerca de Folgoso emplea a cerca de 120 trabajadores y el Ayuntamiento tuvo el año pasado 80, entre fijos y temporales. En un municipio como Folgoso do Courel, que supera por muy poco los 1.000 habitantes, esas cifras no son ninguna broma. «O turismo é unha axuda, pero co turismo só ao Courel non lle chega para vivir», asegura Lola Castro.