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El sello de A Mariña en el mirador que registra colas en la Ribeira Sacra

María Cuadrado Fernández
M. CUADRADO MONDOÑEDO / LA VOZ

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CARLOS CORTÉS

La arquitecta mindoniense Consuelo Fernández trabajó también con firmas de la comarca en la pieza que luce en Bóveda

29 mar 2022 . Actualizado a las 09:52 h.

De los 71 miradores turísticos de la Ribeira Sacra, el último en inaugurarse, el construido en el municipio de Bóveda en el Alto do Coto, causa atracción y registra colas los fines de semana desde que fue presentado oficialmente, hace poco más de un mes.

Esta plataforma elevada construida en madera y que se levanta unos diez metros sobre el suelo lleva la firma de la arquitecta mindoniense Consuelo Fernández Reigosa, que en este trabajo ha contado también con profesionales de la comarca mariñana para atender este encargo del Concello.

«Despois de moito traballo, agora esta aí, e esperemos que se disfrute durante moitos anos», reconoce la arquitecta, aún sorprendida por la atracción que causa esta pieza de cuyo resultado está satisfecha. Insiste en que ha sido un trabajo en equipo, una tarea analizada y con un presupuesto muy limitado.

Consuelo Fernández reconoce el privilegio de todos los miradores de la Ribeira Sacra y sobre este en concreto apunta: «Ao non pasar o río, o campo visual é moito máis amplo. Necesitas un espazo para miralo con calma». Al diseño se le han buscado parecidos con una catapulta o con una tijera, pero la arquitecta insiste en que el diseño partió de la necesidad de elevarse del suelo y de optar por una estructura «o máis sinxela posible».

A la complejidad de diseñar se sumó la dificultad de encontrar los materiales idóneos para construir la pieza y para favorecer su integración en un entorno natural tan especial. La técnica confiesa que hubo que recorrer sierras en busca de piezas de roble de tanta longitud. La madera y el acero son los elementos base de una obra que se creó con la colaboración de empresas de la zona de Bóveda y de otras comarcas, como la mariñana o la Terra Chá.

«O feito de usar a madeira sin mecanizar tamén lle dá un plus de integración no entorno», explica Fernández Reigosa, indicando que el roble procede de un aserradero de Baleira. El dato le permite reivindicar materiales y profesionales próximos: «Temos que poñer os pés no chan e non buscar grandes cousas traídas de lonxe cando temos grandes materiais cerca, no entorno máis inmediato».

Un reto

Trabajó el diseño en papel, en maquetas... Se miró y se revisó. Fue un «gran esforzo intelectual» del que también participaron las firmas. «Foi unha gran experiencia xa que se uniron varias empresas para facer este traballo», afirma la arquitecta, que agradece el compromiso y la profesionalidad de Construcciones López Armesto, de Bóveda; Félix Méndez Nogueira «Valiño»; Hipólito Seivane de A Pastoriza; Rubén, de San Lázaro, Javier Lorigados y Humberto, de Mondoñedo: «Todos eles manexan maquinaria de elevación e de transporte, porque as pezas uníronse no lugar, e dese conta de que se están levantando vigas de doce metros! E ata tiveron que fabricar unha broca especial!».

«Esta obra tampouco permitía grandes improvisacións»

Consuelo Fernández reconoce que fue un trabajo intenso, de varios meses: «Cando se chegou ao punto para facelo, estaba todo pensado. Esta obra tampouco permitía grandes improvisacións. Foi un reto para todos, incluso para o alcalde». A ella confiesa que le gustó el resultado, que disfrutó de la experiencia y, cuando se le pregunta por el eco que ha generado, reconoce: «Tivo moita repercusión, quizais pola forma novidosa. Hai opinións para todos os gustos. Nós o que intentamos foi non facer nada agresivo e tamén que fora reversible».

Y tras el éxito del mirador de O Alto do Coto, ¿han surgido nuevos proyectos?: «Xa saleu outro mirador», confiesa la arquitecta, que es socia con Manuel Ramón García Martín en su estudio de arquitectura y de urbanismo de Mondoñedo.