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Así afecta el precio del gasoil al transporte turístico por mar y carretera

Bea Costa
Bea Costa VILAGARCÍA

VEN A GALICIA

LITICIA CASTRO

Suplementos en las tarifas contratadas, viajes cancelados y rutas por la ría con beneficio cero

27 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El disparatado precio del gasoil no solo está golpeando al transporte de mercancías. Las empresas que se dedican al transporte de viajeros también están sufriendo, y, en particular, las que dependen del sector turístico. Paradigmático es el caso de Arosa Bus. Sus principales clientes son las operadoras turísticas que le contratan excursiones por España y el extranjero, y el contexto actual no ayuda. La guerra de Ucrania ha provocado ya la cancelación de los circuitos previstos en el Este de Europa, por supuesto los que incluían Rusia y Ucrania, y, también, Polonia, Alemania y los países escandinavos. Viajar por España no genera tanta incertidumbre desde el punto de vista de la seguridad, pero tal y como están las cosas económicamente hablando, todo apunta a una merma en el negocio, ya lastrado por la pandemia.

Llenar el depósito de 750 litros de un autocar cuesta ahora 300 euros más que el año pasado y eso está repercutiendo en las tarifas que se aplican a las turoperadoras. Con los servicios contratados antes de la subida del combustible se está trabajando «a pérdidas», según informa el gerente de Arosa Bus, José Núñez, y en los que están por contratar hay que reajustar los precios.

En el otro eslabón de la cadena, la mayorista InterRías está aguantando el tirón y todavía no ha subido los precios a las agencias con las que trabaja. Otras empresas del ramo ya han dado el salto porque fletar un autobús, y no digamos un avión, es ahora mucho más caro. «A xente ten medo», apuntan en Viajes Alfonsín (Meis), que habla desde su doble vertiente de transportista y de agente de viajes.

Martina Miser

El transporte en corto, el que realizan, por ejemplo, los trenes turísticos, tampoco son ajenos a la caída del negocio. Al sobrecoste que conlleva llenar el depósito se suma la falta de turistas. El Pavitrén que hace la ruta por el casco histórico de Cambados arrancó la temporada el 8 de este mes y los días pasan sin apenas clientes ni hay reservas a la vista. No espera a su próximo grupo hasta el 31 de marzo y la Semana Santa se presenta como una incógnita. Así las cosas, no se plantean subir la tarifa —6 euros por persona que se reducen a 5 para los grupos—, confiando en que este revés sea coyuntural, según explica la responsable de la empresa, Maite Fariña. 

El AVE, una opción que gana peso

A otros trenes no les faltan pasajeros. Coger el coche resulta cada vez más caro así que muchos turistas que proceden de Madrid optan por el tren para desplazarse a la comarca y, una vez aquí, alquilan un vehículo para realizar desplazamientos cortos, según constatan desde la oficina de turismo de Cambados.

«La situación es muy compleja», apunta Carlos García, presidente de la Federación Galega de Transporte de Viaxeiros en Autocar (Transgacar). Aun sin ser el principal nicho de negocio para el sector en Galicia, el turismo representa una importante fuente de ingresos para muchas empresas que conjugan el transporte regular con el discrecional, y, para ellos, la escalada de precios está siendo demoledora. «Pero no solo en el gasoil, todo cuesta más: los aditivos, las ruedas..., todos los componentes han subido». «Pasar de 1,20 euro a 1,89 euros el litro va a requerir revisar los servicios actuales, va a ser inevitable hacer un ajuste», añade García.

Este ajuste podría afectar, también, al turismo por mar. Entre O Grove y Vilanova operan una docena de catamaranes que ofrecen rutas para conocer cómo se cultiva el mejillón, para trasladarse a la isla de Sálvora -para trasladarse a Ons hay que coger el barco en Sanxenxo- o subir el río Ulla para recrear la tradición del traslado de los restos del apóstol Santiago. Aunque estos barcos tienen el precio del gasoil bonificado, con los precios actuales, las travesías no le salen a cuenta.

Para Semana Santa ya no queda mucho margen para enderezar la situación, de modo que a los empresarios solo les queda esperar que el Gobierno adopte alguna medida que sirva para aliviar las pérdidas. «Vanse esquecer de nós [empresas turísticas] coma sempre», se lamenta Manuel Álvarez, de Cruceros Rías Baixas. En su caso todavía no han tenido que incrementar las tarifas, pero si la situación no cambia, da por hecho que los 16 euros que cobra por un recorrido por las bateas pasarán a ser 18. «Nós agora mesmo estamos aguantando os prezos para que a empresa siga viva, porque como negocio, estamos a cero», señala Gonzalo Naveiro de Cruceros do Ulla.

El verano se presentaba propicio una vez que se ha superado lo peor de la pandemia y se alargó el Xacobeo. Sin apenas restricciones y el turismo nacional volcado en las Rías Baixas, todo apuntaba bien para el sector turístico tras las penurias de los dos últimos años. Pero con una guerra a las puertas de Europa y los efectos colaterales que conlleva, la industria turística sigue sin ver el final del túnel.