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Jóvenes artistas cautivados por Ferrol, el Camino Inglés y un viejo maletín de oficina

beatriz antón FERROL / LA VOZ

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Los estudiantes, acompañados de profesores y del maletín que protagoniza su proyecto artistico, en una foto tomada de camino a Pontedeume
Los estudiantes, acompañados de profesores y del maletín que protagoniza su proyecto artistico, en una foto tomada de camino a Pontedeume JOSÉ PARDO

Estudiantes de cinco facultades ponen en marcha una «performance» artística mientras recorren la ruta en un proyecto del Grupo Compostela de Universidades

29 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El Camino Inglés que parte del muelle de Curuxeiras atrae a turistas, creyentes, aventureros, deportistas... Y, durante los últimos días, también a jóvenes talentos del arte cautivados por su historia, tradición y patrimonio. Se trata de trece alumnos y doctorandos de bellas artes, diseño gráfico, pintura, dibujo, grabado y arquitectura, procedentes de cinco universidades -Zaragoza, Sevilla, Vigo, Politécnica de Madrid y San Marcos (Perú)-, que la semana desembarcaron en la urbe naval de la mano del encuentro ConArte en el Camino, impulsado por el Grupo Compostela de Universidades (GCU) con el apoyo del programa O teu Xacobeo.

«Organizamos este programa para promocionar el Camino Inglés y Ferrol entre los alumnos relacionados con el mundo del arte, y para que, al mismo tiempo, ellos pudiesen desarrollar un proyecto artístico inspirado en esta zona y en la ruta jacobea», explica Teresa Carballeira, profesora de Derecho en la USC y secretaria ejecutiva del Grupo Compostela, una asociación que aglutina a sesenta universidades de Europa, América y Asia.

Además de asistir a charlas sobre el patrimonio material e inmaterial de la ruta jacobea y visitar la ciudad, los alumnos también han podido trabajar en un proyecto artístico conjunto que tomó forma y fue documentado de manera itinerante mientras recorrían dos tramos del Camino Inglés: el ubicado entre Ferrol y Neda, que realizaron el pasado domingo, y el que une ese último municipio con Pontedeume, que culminaron ayer mismo.

El proyecto -que está coordinado por Eduardo Hermida, artista ferrolano e impulsor del festival de arte urbano Las Meninas de Canido-, consiste en una performance artística construida a partir del hallazgo de un viejo maletín negro de oficina en el entorno del muelle de Curuxeiras, el mismo día en que los estudiantes emprendieron la primera etapa de la ruta. «Nos pareció un motivo muy poético para poner en marcha la performance, porque encontramos el maletín en el kilómetro 0 y conseguimos abrirlo con la combinación 0000. Y además se dio otra coincidencia y es que la primera etapa del Camino son 14 kilómetros, y nosotros, contando con Edu Hermida, que ha sido un gran apoyo para nosotros, también somos 14», explica María Miguel Bueno, alumna de Bellas Artes de la Universidad de Zaragoza.

El maletín dejó de ser así un mero objeto para convertirse en una pieza artística en la que los estudiantes estamparon las coordenadas del lugar en el que lo encontraron y empezaron a llenar con elementos que encontraron en la ruta: desde un chaleco de Navantia hasta un pedazo del amarre de un barco, pasando por elementos de la naturaleza como hojas secas o piedras.

JOSÉ PARDO

«Ese maletín viene a ser un poco una metáfora del Camino, y los elementos que hemos metido en él y que luego depositamos en otros sitios son las ideas que te vienen a la cabeza cuando recorres la ruta, sobre todo lo que te hace reflexionar esta experiencia y los valores que adquieres con ella», explica María.

Además de la performance en sí, el recorrido del grupo con el maletín a cuestas también desembocará en una pieza de vídeo-arte experimental y un foto-libro de la mano de Lara Cores y María Barca, respectivamente, tituladas en Bellas Artes.

Pero, además de ahondar y descubrir nuevas vías para dar rienda suelta a su talento creativo, el encuentro ConArte en el Camino -que mañana concluye en Santiago de Compostela- también ha servido a los estudiantes para descubrir Ferrol y todo su patrimonio. «Yo no la conocía, solo me habían dicho que era una ciudad en decadencia, pero a mí me ha parecido un lugar increíble y con un enorme potencial turístico, artístico y patrimonial», concluye Alberto Estepa, de la Universidad de Sevilla.