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Un arte popular con la mirada en el más allá

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

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Cruceiros, cruces y petos de ánimas se mantienen en la ciudad más industrial de Galicia

20 sep 2021 . Actualizado a las 09:50 h.

El catálogo del patrimonio etnográfico de Vigo recoge la presencia de 46 cruceiros históricos en todo el municipio, aunque si se añadiesen los ejemplares más modernos se sobrepasaría de forma amplia el centenar. Y si tomamos todo el sur de la provincia de Pontevedra se acercaría a los novecientos el número de este elemento de arte popular religioso. Los autores del mencionado catálogo (José Luis Mateo, Dolores Miloro, Javier Franco y Vicente Pintos) explican que el origen de estos elementos es devocional, aunque tampoco están exentos de motivos rogativos, de alabanza o de ofrenda como causa de su construcción.

Habitualmente, están situados en encrucijadas de caminos y espacios religiosos o de tránsito hacia ellos. En este aspecto, los expertos apuntan a creencias precristianas y lugares relacionados con la curación. Incluso, hay que apunta a la cristianización de lugares de culto antiguos. Sin embargo, los cruceiros gallegos más antiguos fueron levantados en el siglo XVI. Es el caso del cruceiro de la Trinidad, en Baiona, datado a comienzos del siglo XVI y que presenta un singular baldaquino piramidal.

El más famoso de todos los cruceiros gallegos se encuentra en la parroquia de Hío, en Cangas. Está situado ante la iglesia parroquia de Santo André y fue realizado por el maestro Cerviño en la segunda mitad del siglo XIX. Es la cumbre de esta forma artística de plasmar la religión.

Desde 1631

El cruceiro de la iglesia de Coruxo es el más antiguo de Vigo ya que está datado en el año 1631, pero también son del siglo XVII los cruceiros del barrio de A Costa, en Castrelos, de 1641; el que está situado ante la iglesia de Valadares, de 1664; y el del cementerio de Matamá, de 1691.

Volviendo al catálogo municipal, los autores explican que en Vigo la iconografía más repetida es la del Cristo en soledad y solo en dos casos aparecen otros personajes. Son los casos del cruceiro del cementerio de Cabral, en el que aparece un ángel que recoge la sangre de Cristo, y en el caso de Outeiro de Comesaña, en el que se puede ver el calvario con las figuras de la Virgen y san Juan a los pies de la cruz.

Eugenio Rodríguez Puentes y Xoán Carlos Abad Gallego, en el trabajo que realizaron para el Concello de Vigo en 1990, titulado Cruceiros, cruces e petos de ánimas no Concello de Vigo, abordan la cuestión de la dualidad de los cruceiros. Explica que las encrucijadas tienen un doble simbolismo, positivo y negativo. La primera faceta estaría relacionada con las curaciones atribuidas a una procedencia sobrenatural, mientras que la segunda estaría relacionada con el contacto con lo sobrenatural. Concluyen que los cruceiros adquiriría una connotación positiva emanada de su carácter protector. Ejemplificaban sus conclusiones en algunas costumbres que, en algunos casos, se han ido perdiendo. Es, por ejemplo, la costumbre existente en algunos sitios de que las procesiones se detuviesen ante los cruceiros. Añaden que se perdió totalmente el ritual de detener un cortejo fúnebre ante estos elementos. Hoy en día, ya casi totalmente se han convertido en elementos ornamentales.

En el mencionado estudio, realizado en el año 1996, se añade la gran presencia de cruces en varios caminos rurales del municipio. En A Guía, incluso, hay un vía crucis, elemento totalmente cristiano.

Algunas de estas cruces tienen la intención de santificar o recordar una desgracia, y en la costa es habitual verlas. Ocurre en O Con, en Moaña, donde se hizo con la intención de recordar y rezar por los marineros muertos en una naufragio ocurrido en 1838. Esta misma razón es aplicable a la cruz que existe en Cabo Home, lugar donde se registraron numerosos naufragios.

 La salida del purgatorio a través de la limosna y la oración

La otra representación del arte popular que enlaza la vida y la muerte es el peto de ánimas. Su presencia en Vigo es menor que los cruceiros, pero presentan una iconografía más rica. En pleno centro urbano, en la calle de Poboadores, se encuentra un peto de ánimas adosado a la columna del cruceiro allí existente. El más monumental es que está situado en la avenida de Galicia, frente al parque de A Riouxa. En él, la figura de san Francisco se sitúa como intermediario entre las ánimas y la salvación, simbolizada por Cristo. El de O Carballal, en Cabral, es de 1785 y está presidido por el Ecce Homo, como representación de Cristo sufriendo para salvar a la humanidad.

El peto de la calle Ánimas, cerca de Barreras, es un ejemplo de maltrato al patrimonio, descontextualizado y agredido totalmente por la decoración superpuesta. Y aún así, casi siempre hay gente que se encarga de adornarlo con flores.

Los petos de ánimas tienen su origen en la Contrarreforma nacida del Concilio de Trento (siglo XVI), en donde se promocionó la idea de que a través de la oración y la limosna era posible pasar del purgatorio al cielo.