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Ver los angelotes desde el altar y la luz, lo mejor de la visita nocturna a la Catedral de Santiago

Emma Araújo SANTIAGO / LA VOZ

VEN A GALICIA

Sandra Alonso

El recorrido muy bien guiado por el templo vacío no deja indiferente a nadie

23 ago 2021 . Actualizado a las 22:32 h.

Resulta del todo inimaginable que ningún compostelano conozca su catedral, pero esto no impide que muchas de las personas que están participando en las visitas guiadas nocturnas vivan en Santiago. En parte porque conseguir una de estas entradas es materialmente imposible si no se hace con mucha antelación, lo que dificulta a los turistas optar a estos pases como recién llegados a la ciudad del Apóstol. También porque este recorrido genera gran expectación entre quienes creían conocer todos los entresijos de la catedral de Santiago y se sorprendieron especialmente con la nueva iluminación, la estrella de la visita nocturna.

Tras el recorrido en la noche del viernes del recién inaugurado turno de las 22.45 horas el guía Pedro Rey-Alvite repite la pregunta de jornada anteriores. «¿Que es lo que más os ha gustado?», plantea con la voz que le quedaba tras 90 minutos de especializada información.

«Pues la capilla del Pilar», le contestó una de las participantes en la visita. «La iluminación en sí», «ver el Pórtico de la Gloria iluminado y sin el muro de madera», «ver los angelotes y al Apóstol desde el altar mayor», «subir a la tribuna», «verlo todo en silencio», fueron otras de las respuestas del interactivo grupo.

Rey-Alvite reconoce que la capilla del Pilar siempre se cuela entre los espacios más valorados, algo que le llama la atención, «pero con nueva iluminación impresiona especialmente, tanto de día como de noche». También que las visitas nocturnas tengan tanto reclamo local. «Para mí es una grata sorpresa», afirma, para seguidamente explicar cual cree que es el motivo: «La gente de la ciudad está sobrecogida. Nada más entrar por la puerta la miran como si la viesen por primera vez y eso que es gente que la conoce a la perfección, pero verla despejada, con una iluminación que es una maravilla hace que la disfruten como si la viesen por vez primera». Esta reflexión la corroboran minutos después Javier Sieiro y Elena Álvarez, ambos compostelanos. «Ya visité la catedral hace unos tres meses y me pareció una preciosidad como quedó tras la restauración, porque mi recuerdo era el del altar negro y lleno de cera, por eso quisimos repetir con la visita nocturna», relata Sieiro. «En la visita anterior también vimos el botafumeiro y fue una maravilla», añade Elena Álvarez, muy contenta con la experiencia. También Isabel Sánchez y su hermana María. A la primera lo que más le impactó del recorrido fue acceder al altar mayor y verlo con detenimiento y tan de cerca. «No pensé que íbamos a subir a la tribuna», añade su hermana, que disfrutó especialmente del templo casi vacío y en silencio, sin olvidarse de la posibilidad de que la misma entrada del recorrido nocturno dé acceso, en un margen de 24 horas, a entrar en el museo.

Mónica Jiménez, procedente Barcelona, también disfrutó con su pareja de la visita nocturna. Para ella, lo mejor fue «pisar el altar y tener la perspectiva del Apóstol desde este punto». También le resultó muy «especial verla con poca gente y sin el ajetreo que hay durante el día».