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Teo estrena laberinto de maíz con vistas y cantina para perderse o encontrarse

emma araújo SANTIAGO / LA VOZ

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La plantación ubicada en Castres atrae a visitantes de toda Galicia

22 ago 2021 . Actualizado a las 15:12 h.

Los laberintos de maíz nacieron en Estados Unidos como un ingreso extra, un fórmula que hace casi veinte años llegó a España para quedarse y que desde hace poco más de una semana se ha convertido en un exitoso reclamo para acercarse hasta Teo. Así, en Castres ya se puede disfrutar, con acceso libre y sin ningún tipo de control, de un sencillo laberinto que ocupa una hectárea y que los fines de semana se acompaña de una improvisada cantina en la que, por supuesto, hay palomitas de maíz recién hechas.

Detrás de esta iniciativa está la experiencia que la edila María López (Son de Teo), disfrutó con su familia en Inglaterra encontrándose y perdiéndose entre hileras de maíz y pagando el equivalente a unos veinte euros.

Esto último es lo único que no quiso repetir cuando se planteó reproducir la idea en Teo. El emplazamiento inicial era la zona de Pontevea, un espacio con el valor añadido del Xirimbao, pero no fue posible encontrar el terreno adecuado.

Tras unas dos semanas de trabajo de campo y despacho revisando la titularidad de las parcelas, María López y el regidor, Rafael Sisto, encontraron el lugar adecuado. Tiene vistas al Pico Sacro y una orografía que permitió crear el laberinto dotándolo de un acceso cómodo, con terreno apto y suficiente para aparcar e instalar una cantina. Y además es suelo de uso público, ya que pertenece al banco de tierras.

La parcela quedó elegida en marzo y en abril comenzaron los trabajos para plantar el maíz, una tarea en la que, destaca López, resultó fundamental Eladio Bragaña y su particular calendario adaptado al ritmo de un maizal. Y no fue hasta hace unas semanas cuando comenzó el diseño del laberinto, con una parte de improvisación y otra con un tramo de gasoducto como referencia. Hecho el laberinto, un establecimiento hostelero se ofreció para crear una sencilla cantina. Nada más conocerse la existencia de esta ruta de maíz, comenzó el interés por conocerlo, con numerosas visitas de pequeños grupos entre los que hay teenses que se criaron jugando entre estas plantas y también recogiéndolas, familias del entorno sin apenas contacto con el mundo rural y hasta grupos de senderistas que planifican la jornada con una recorrido por este maizal. Su promotora reconocía ayer que cuando germinó el proyecto no pensaba que despertase interés en tan corto período de tiempo, pero lo mismo le ocurrió cuando en la carballeira de Francos, a falta del San Martiño, colocó caballitos de madera con ruta de búsqueda incluida. «O labirinto, como tamén foi o dos cabaliños de Francos, ten que ver coa filosofía de promover actividades de pouco impacto ambiental vinculadas á natureza a o medio rural», explica la concejala de Turismo e Mocidade, que empleó un presupuesto que no llega a cinco mil euros.

Este espacio tiene la caducidad que le marca el tiempo de la recogida del maíz, algo que ocurrirá, como muy tarde, a principios de octubre. En ese momento organizará alguna actividad en la que quien quiera pueda participar. Y previamente, si el jabalí crea su propio sendero en el laberinto, así quedará hasta su recogida, porque, reitera su promotora, «é un espazo aberto».

PATRICIA CALVEIRO

«Pasear por aquí é unha pasada, e que teña cantina é un ‘puntazo'»

El éxito de esta iniciativa lo confirma que el viernes el laberinto tuviese visitas desde Os Tilos, Vigo, Sabucedo y Rois. La plantación de una hectárea permite disfrutar del entorno respetando con holgura las distancias del protocolo covid. «Eu crieime entre millo e a miña nai ensinoume como peitear as espigas», recordaba Susana Seoane, acompañada por su hija Daniela y por sus amigos de Rois, Quique Dios y Ángela Lavandeira, que acudieron con su hija Olivia. «Pasear por aquí é unha pasada», reconocía entre las plantas «E que teña cantina, tamén é un ‘puntazo'», añadió al terminar un recorrido que también encandiló a Anxos Cabada e Isabel Sánchez: «Isto é unha gozada», afirmó la primera.

Para Brais Sánchez el laberinto supone una oportunidad para trabajar, ya que él es la cara visible de la cantina, una extensión del negocio familiar Pulpería Sánchez. «Vai bastante ben, cada vez hai mais xente», confirmó.