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Adiós a lo cutre, hola a lo «chic»; así son los nuevos chiringuitos que conquistan Galicia

Elena Carrera REDACCIÓN

VEN A GALICIA

Adrián Castiñeiras, uno de los propietarios del Bico Beach, posa en su local.
Adrián Castiñeiras, uno de los propietarios del Bico Beach, posa en su local. CAPOTILLO

La última tendencia en locales a pie de playa sorprende por su estética

22 ago 2021 . Actualizado a las 22:17 h.

El sonido de las olas, el olor a crema solar, los torneos de palas... Y el clásico chiringuito. Hay ciertas ideas asociadas a un día de playa que parece que nunca van a cambiar, porque son justo lo que todo el mundo busca, o espera encontrar. Pero todo acaba teniendo su vuelta de tuerca, su remake o su versión. Y el chiringuito playero no iba a ser menos.

«Buscábamos algo más que la conveniencia, que el ser a donde se va por estar al lado», relata Adrián Castiñeiras, uno de los fundadores del Bico Beach. Este local, contiguo a la playa de Pragueira, arrancó el verano pasado poniendo la confianza por encima de todo el miedo e incertidumbre que el vendaval de la pandemia dejó a su paso. Y no les ha ido demasiado mal. «Podemos llegar a tener doscientas personas por noche», afirma. «Ofrecemos comidas, pero le damos especial importancia a las copas, así que los turnos se alargan. En un día de buen tiempo, solemos llenar».

«Agosto ha sido un mes espectacular para nosotros», afirma Francisco, propietario del Rocambolesco, un local emplazado en San Vicente do Mar. La amplísima zona acoge a esta reconversión del chiringuito más típico, que también se gestó durante el primer verano postpandémico y terminó de arrancar esta temporada estival. «Julio no acompañó por el tiempo, pero en agosto hemos llenado todos los días».

Francisco, el dueño del Rocambolesco, el último gran éxito que conquista la zona de San Vicente do Mar.
Francisco, el dueño del Rocambolesco, el último gran éxito que conquista la zona de San Vicente do Mar. Martina Miser

Al igual que el Bico Beach, esta terraza con impresionantes vistas a la costa ha puesto el cuidado por el detalle como marca de la casa. «Me gusta darle una vuelta a todo lo que hago. Y no se trata de invertir una cantidad mayor de dinero, solo de intentar ser diferente al resto», relata el creador del negocio. «Alejarse de la idea de chiringuito de sombrillas de publicidad, y ponerle un toque original».

Pero por importante y distintivo que parezca, no solo se trata de romper con el diseño tradicional y cuidar la apariencia. Estos locales acogen una oferta mucho más variada y temática, que los convierte en un sitio al que merece la pena acudir, más allá de la casualidad. Como comentaba Castiñeiras, al margen de la proximidad. «Ofrecemos vermús y aperitivos, llenamos a la hora de tardeo, mucha gente viene para las copas de la noche...», explica Francisco. Foodtracks con helados y comidas variadas, coctelería potente -y muy apetecible- y demás propuestas que conquistan con tan solo un vistazo.

El Rocambolesco acoge a gente durante toda la tarde.
El Rocambolesco acoge a gente durante toda la tarde. Martina Miser

Similar concepto se sigue en el merendero La Cueva, un proyecto con un poco más de antigüedad, pero misma sensación de novedad y rupturismo. Un espacio amplio, con una carta limitada pero pensada, acompañado de otras sorpresas como A Xoaniña, una caravana en forma de mariquita donde un intrépido barman prepara las mejores copas de toda A Lanzada. Una idea, de nuevo, gestada en plena pandemia. Sin duda alguna, el covid ha hecho que la hostelería sacase sus mejores armas.

Algunas de las copas que la caravana Xoaniña prepara en el merendero La Cueva.
Algunas de las copas que la caravana Xoaniña prepara en el merendero La Cueva. .

Un negocio en auge

«Cada vez hay más negocios como este. A la vista está», opina Pablo, dueño de La Cueva. «Y cada vez hay más gente que se anima con algo así».

A pesar de la pandemia, fueron muchos los que arrancaron este tipo de propuestas, que aúnan el éxito seguro del aire libre con la hostelería más refinada y cuidada. «Solo hay que ver el panorama», señala Francisco, que antes de aventurarse con el Rocambolesco ya era todo un experto en el mundo de los eventos y el ocio. «Se nota mucho con la música en directo. Antes se podía llamar a cualquier grupo para ofrecer un concierto; ahora es imposible. Desde Sanxenxo hasta Pedras Negras hay una oferta brutal».

«Es todo un boom. Cuando nosotros empezamos, hace dos años, aún quedaba un nicho de mercado por descubrir. Pero ahora esto ya está en el oído de todos», cuenta Adrián, que también añade que muchos aventureros pasan por el Bico Beach para averiguar el secreto de su éxito. «No es el primero que me pregunta cómo hemos hecho para arrancar el negocio, con la idea de montar uno él mismo», señala. «Pero no es solo el número, es también la calidad. El hostelero tiene cada vez más cuidado con los detalles. Unos tiramos de otros, y eso nos viene bien».