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El único furancho de Lugo triunfa con comida casera

María Guntín
María Guntín PORTOMARÍN / LA VOZ

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Abierto hace cinco años, ahora se plantea ampliar horarios de apertura para responder a la alta demanda

22 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Unos metros después de entrar en territorio de la Ribeira Sacra y llegando a Portomarín se esconde el único furancho que hay en toda la provincia de Lugo, abierto en 2016. La Adega de Cabanas, que lleva el nombre de la aldea en la que se ubica y está en la parroquia de San Fiz de Rozas, es un establecimiento auténtico, un modelo de negocio gallego que escasea en la provincia lucense pero que triunfa entre los amantes del buen vino y de la comida casera. El interior de esta edificación tradicional restaurada tiene capacidad para más de un centenar de personas, pero las medidas impuestas para hacer frente a la pandemia impiden que este furancho «se pete» los festivos y fines de semana del verano. Por el momento, abre sábados, domingos y festivos.

Aquí, el plato estrella es el pollo campero, que requiere de una elaboración de cuatro horas. También hay vaca Angus, ternera y otros manjares acompañados por las verduras de la huerta... En la Adega de Cabanas los comensales se reparten por dos estancias, a las que hay que sumar una terraza: «Xusto cando empezou a pandemia iamos montala». Un espacio chill out incita al relax desde en el corazón de esta aldea en la que solo viven los propietarios del furancho.

En la Adega de Cabanas trabajan cuatro personas y todos los platos que aquí ofrecen son caseros y están elaborados con productos cultivados a unos metros de la cocina. Desde los entrantes y hasta los postres. Para ello, por la semana se dedican a cuidar de sus animales, a cultivar el huerto y a mantener las viñas.

En el furancho escasean los peregrinos y abundan los locales, pero también los turistas que llegan de todos los lugares de España para conocer el único rincón de este tipo que hay en Lugo. «Los que vienen, alucinan», confiesan desde el establecimiento. Hay adeptos que repiten todos los fines de semana, «estamos facendo 60 comidas a mediodía e 40 á noite, máis ou menos», precisan.

En la bodega está a buen recaudo la producción vitícola de esta casa, «haina dende sempre», recuerdan, y es que hasta organizan visitas guiadas. El vino es de la marca Briana y es posible elegir entre tinto y blanco.

el futuro

La Adega de Cabanas siempre será un furancho, pero las gerentes del local han decidido ampliar el tipo de licencia para estar menos limitadas. Explican que su intención es poder abrir con más asiduidad. «Isto non nos vai cambiar porque o xeito de traballar será o mesmo», reiteran.

gastronomía

Aquí trabajan dos camareras y dos cocineras que se encargan de mimar hasta el último ingrediente que llega hasta sus manos. Todo procede de la huerta y del establo ubicados a los pies de la casa. En la Adega de Cabanas también se puede disfrutar de un vino y de una tapa y para comer, es recomendable reservar para evitar aglomeraciones. Hace cinco años que la familia propietaria decidió abrir el furancho y en los últimos tiempos ha llevado a cabo remodelaciones para poner a punto una construcción de tipo tradicional en la que destaca la fachada, pero también el ambiente de tranquilidad que aquí se respira.