Patrocinado por

Un museo secreto a los pies del Castillo de Navia

María Guntín
María Guntín OS ANCARES / LA VOZ

VEN A GALICIA

Carlos Castro

Un asturiano lleva diez años restaurando enseres en la Casa Nicasio, construida hace más de un siglo

22 ago 2021 . Actualizado a las 21:38 h.

Al llegar a Casa Nicasio, en el corazón de A Proba (Navia de Suarna), es difícil no abrir los ojos de sopetón para intentar captar a la primera los incontables objetos que cubren la parte baja del inmueble. Al levantar la vista, el Castillo de Navia se alza como el monumento que es y abraza un rincón repleto de secretos que, poco a poco, se descubren de la mano de Javier Fernández Suárez, un asturiano enamorado de Os Ancares que lleva diez años trabajando a destajo para convertir la casa en la que nació su mujer en un museo etnográfico.

Todo lo que se conserva en esta casa, construida hace más de un siglo, ha pasado por las manos de Javier, que no duda en hablar del mucho tiempo que ha dedicado durante años a esta tarea. Ahora, sus esperanzas y deseos están puestos en las administraciones, y es que el asturiano espera que algún día este espacio privado pueda estar abierto al público: «Que mais quixera eu!», exclama. Como idea, fantasea con poder desplazar sus reliquias al interior del castillo para convertirlo así en una puerta a la historia de Os Ancares abierta a vecinos y turistas.

La mujer de Javier

Detrás de este museo secreto está la mujer de Javier, a la que conoció en Oviedo y con la que se casó hace 46 años. Gracias a ella se enamoró de la terriña, y buena prueba de ello es el perfecto gallego con el que se maneja.

El 75 % de las piezas que conserva Casa Nicasio pertenecieron a las distintas generaciones que residieron en ella y que dirigieron la ferretería que albergaba el local; el 25 % restante es fruto de la bondad de la gente que, al ver la colección que tiene Javier, le trae objetos para que siga completando su museo. «O meu sogro non tiraba nada e o nome da casa é polo bisavó da miña muller, que foi o construtor», dice él. En los años 50, la ferretería se reconvirtió en tienda de ultramarinos en la que se podían comprar desde unas zapatillas a un canto de vino. Y es que de aquellos tiempos son también buena parte de las reliquias que se conservan aquí a día de hoy.

De navajas —su suegro las coleccionaba— a maletas llegadas de Cuba o cajitas hechas por los presos de la posguerra; pasando por sulfatadores de cobre, molinillos de café, básculas, zocas, utensilios agrarios, cunas, bicicletas... Aquí los enseres destacan por su variedad, pero también por su antigüedad y es que si algo tienen en común es que el más joven es de hace 50 años. En el bajo de Casa Nicasio una lareira permite viajar en el tiempo e imaginar la vida en Os Ancares hace un siglo. En el medio de la sala, los restos de un telar que Javier recuperó del desván hablan del poder de esta casa.

Diez años de trabajo

Objetos colgados del techo dieron la idea a Javier de recuperar todos los tesoros de Casa Nicasio. Él explica que se puso manos a la obra hace diez años, cuando se jubiló.

Buena parte de los artefactos restaurados cuelgan cuidadosamente de las paredes; en una de ellas, una trampa artesanal para perdices y varias escopetas homenajean al suegro del asturiano, que era aficionado a la caza. En uno de los bancos descansan varios libros que también hablan de la historia de A Proba: «Son listas cobratorias, xa que un tío do meu sogro dedicábase a cobrar as taxas do concello parroquia por parroquia», por lo tanto, entre estas páginas figuran las cuentas de Os Ancares de principios del siglo pasado.

Un horno bajo el castillo

A los pies del castillo, una pequeña construcción, que tiene una pared compartida con el majestuoso castillo, recuerda lo que en tiempos fue el horno de cocer de una casa importante, y es que hasta Pavel Yakushev y Alisa Smirnova, los herreros rusos que trasladaron su taller de Moscú a Navia, quieren hacer un museo y un taller.