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«¿Y si ya no se puede abrazar al santo, entonces para qué hacemos fila?»

óscar lópez SANTIAGO

VEN A GALICIA

Sandra Alonso

Carreras, confusión, colas y sorpresas para acceder a la catedral de Santiago

08 ago 2021 . Actualizado a las 22:46 h.

En pleno agosto y en año santo, más aún cuando el tiempo no acompaña, la catedral de Santiago se convierte en el reclamo turístico más codiciado de Galicia. Desde muy temprano, numerosos visitantes pretenden acceder al templo y se forman largas colas en las que deben armarse de paciencia. El gran objetivo es conseguir llegar a la misa do Peregrino, que se celebra a las 12.00 horas con aforo reducido a 200 personas.

«Arranqué esta mañana a las 07.15 desde Padrón, pero estaba todo lleno, así que solo he entrado a ver el sepulcro», explica el madrileño Víctor Díaz. Otros comenzaron antes incluso. «Hemos salido a las 5.45, pero con esta cola ha sido imposible. Siendo año Xacobeo debería haber más misas, llevamos una semana andando y no ir a misa sería una decepción», comentan María Victoria García, Marta Acible y David Valdericeda. Actualmente son cuatro: 7.30, 9.30, 12.00 y 19.30.

Señalan también que existe entre los peregrinos una gran desinformación, no durante el Camino, pero sí al llegar a Santiago, donde van todos «corriendo como pollos sin cabeza». «Supimos lo que teníamos que hacer porque les hemos preguntado a los guardias de seguridad, que son muy amables, pero ese no es su trabajo», apuntan.

La confusión también provoca que los visitantes se lleven desagradables sorpresas. «¿Y si ya no se puede abrazar al santo, entonces para qué estamos haciendo fila?», pregunta un turista desconcertado en la cola de la Porta Santa. Al enterarse de esta novedad, motivada por el protocolo sanitario, una mujer explica, ya dentro de la catedral, que «me llevo una desilusión, porque vienes a besar al santo y ya no puedes».

La encargada de despejar todas estas dudas y dar las malas noticias es la guardia de seguridad que vigila el acceso a la basílica, vedado durante las misas, cuando solo es posible entrar por la Porta Santa, visitar el sepulcro del Apóstolo y enfilar la salida. Así, cuenta a los interesados que ver el botafumeiro en acción también es bastante complicado actualmente. «Solo se utiliza en fechas señaladas o cuando alguien hace el donativo», explica.

Y eso no es todo, porque aún falta por encajar un último y duro golpe. Tampoco se puede visitar el pórtico da Gloria, excepto en grupos reducidos y reservando con antelación, tanta que, según cuenta quien lo ha intentado, resulta imposible. A pesar de ello, se muestran comprensivos, porque «la gente con las manitas es muy tocona», asegura Curro González, un veterano ya en la catedral. «Está bien que lo restrinjan, porque con tantísima gente todo se deteriora, pero si quieres verlo es un horror», añade un grupo de madrileños.

Ellos tampoco han podido traspasar el cordón que los confina detrás del altar mayor mientras duren las misas, pero no se resignan y tiran de picardía. «Estamos intentando colarnos. A ver si podemos, aunque sea por debajo», confiesan. Mientras, en Praterías, la cola llega a la rúa da Conga pasando por A Quintana. Algunos llevan esperando tres horas sin éxito. Cuando por fin se abre la puerta, la multitud estalla en aplausos, pero la alegría dura poco. Solo pueden pasar algunos para completar sitios libres en una misa de acceso restringido a las 13.30 horas. Los demás se siguen encontrando frente al mismo cartel: «Aforo completo».